La psicología del heroísmo: por qué algunas personas corrieron hacia el peligro en Bondi Beach
Por Jen Christensen, CNN
Justo antes del tiroteo masivo que dejó 15 personas muertas y decenas de heridos durante una celebración de Janucá en Bondi Beach, Australia, dos ancianos que se encontraban allí intentaron desarmar a uno de los atacantes.
En un video captado por una cámara, se puede ver a Boris Gurman forcejeando con un atacante mientras Sofia Gurman corre hacia ellos. La pareja murió, pero eso no impidió que otros también intentaran detener a los atacantes.
Reuven Morrison, un abuelo de 62 años, murió tras lanzar ladrillos contra uno de los hombres armados. Ahmed al Ahmed, padre de dos hijos, también recibió un disparo, pero logró arrebatarle el arma a uno de los atacantes.
Los videos de personas que actuaron con valentía en Bondi Beach han sido vistos por millones y podrían dar la impresión de que este tipo de comportamiento heroico es común, dijo el politólogo Ari Kohen, de la Universidad de Nebraska-Lincoln y autor de “Untangling Heroism”.
Esa impresión es errónea. Por lo general, cuando otros están en peligro, quienes se encuentran cerca permanecen como espectadores, explicó Kohen.
“La mayoría de las personas no hace esto. Es arriesgado. Es peligroso”, dijo.
Sin embargo, los espectadores que se convierten en héroes, las personas que corren hacia el peligro, pueden compartir algunos rasgos comunes o encontrarse en circunstancias que los empujan a entrar en acción. E incluso existe la posibilidad de que se pueda entrenar a las personas para hacerlo.
Pocos sobrevivientes o familiares de las víctimas de Bondi Beach han explicado con exactitud qué los llevó a intervenir, pero quienes sí lo han hecho repiten frases ya conocidas entre quienes se ponen en riesgo para ayudar a otros.
“Es el mismo tipo de respuestas que escuchamos de héroes en todo el mundo. ‘Solo hice lo que tenía que hacer’ o ‘lo que cualquiera habría hecho’, lo cual sabemos que no es cierto, pero es el estribillo de casi todos los héroes”, dijo Matt Langdon, director ejecutivo del Heroic Imagination Project, que asegura que “cambia el guion de la pasividad” mediante la investigación y capacitación sobre el heroísmo. “Se sintieron obligados a hacerlo. En realidad, no había otra opción”.
La historia que se ha quedado grabada en la memoria sobre por qué la gente no interviene para ayudar a otros en peligro es un asesinato ocurrido en 1964. Después de que Kitty Genovese, de 28 años, fuera apuñalada hasta la muerte frente a su apartamento en Nueva York, se creyó que había decenas de personas que podrían haber ayudado, pero no lo hicieron. La supuesta apatía de los testigos dio lugar a una enorme atención pública y motivó cambios que derivaron en la creación del sistema 911 y de los programas de vigilancia vecinal.
El caso también fue el impulso para lo que se conoce como el efecto espectador: los psicólogos sociales creían que cuando hay más gente alrededor, todos sienten menos responsabilidad personal de actuar porque asumen que alguien más lo hará.
Pero muchos de los detalles que llamaron la atención sobre la historia de Genovese han sido desmentidos. Investigaciones posteriores mostraron que fue apuñalada dos veces. Tras la primera puñalada, alguien gritó desde la ventana, lo que ahuyentó al agresor, y los vecinos llamaron a la policía. El incidente también ocurrió en mitad de la noche, y algunos testigos afirmaron que no estaban seguros de lo que habían visto y que no entendieron necesariamente que Genovese estuviera en peligro.
El efecto espectador no ha sido descartado por completo, pero los expertos consideran que es más matizado: los grupos grandes pueden ser un poco más lentos a la hora de reaccionar, pero algunas personas pueden actuar y lo hacen en una emergencia real, incluso si va en contra de sus instintos naturales.
Los héroes son poco comunes, en parte porque se requiere una combinación perfecta de factores en el cerebro para actuar, de acuerdo con el Dr. Steven Quartz, profesor de filosofía en el Instituto Tecnológico de California (Caltech), quien utiliza la neurociencia para comprender mejor los sistemas de valores del cerebro.
En última instancia, los seres humanos tienen un deseo abrumador de autopreservación. Por lo general, la respuesta predeterminada ante un “caos letal” es quedarse paralizado o huir, especialmente cuando la situación parece incontrolable.
Si alguien va a intentar salvar a un niño que se está ahogando o a una persona que ha caído a las vías del metro, se necesitan algunos elementos clave para que el cerebro supere su reacción típica ante el peligro, explicó Quartz:
- Ser consciente de que ha ocurrido algo y empatizar con quien lo está viviendo: “una intensa atención centrada en el otro (empatía más identificación)”.
- La sensación de que lo que se haga puede ayudar: “un momento en el que se percibe que la acción puede tener éxito”.
- Y una decisión rápida para llevar al cerebro de la tendencia natural a evitar —ya sea paralizarse o huir— a la acción.
Una vez que tienen esa combinación, pueden pasar rápidamente de la autopreservación a la acción.
Quartz afirma que no es necesario desempeñar una profesión “heroica” para responder a estas señales complejas del contexto. Lo que se necesita, en gran parte, es empatía.
Él estima que alrededor del 10 % de la población tiene un rasgo natural que genera un alto nivel de respuesta empática que puede impulsar acciones valientes, pero no cree que ese rasgo sea necesario para que alguien se convierta en un héroe.
“Aunque sabemos que hay grandes diferencias en cuanto al grado de empatía que sienten las personas en general de forma predeterminada, también sabemos que esto puede modularse en función de cuánto nos identificamos con otra persona”, afirma Quartz.
Por lo general, las personas que tienen más empatía actuarán para proteger a sus seres queridos, como un amigo, un familiar o incluso alguien con quien se identifican. Esto podría ser algo tan simple como un aficionado del mismo equipo de fútbol americano, afirma Quartz.
A primera vista, podría parecer que los que estaban en Bondi Beach tenían poco en común. “El número de acentos australianos en las noticias era muy bajo”, dijo Langdon, quien vive en Australia.
Los Gurman eran inmigrantes de Ucrania. Al Ahmed era musulmán y su familia era de Siria. Morrison era un judío ortodoxo que huyó de la Unión Soviética. Pero Bondi Beach es conocida por ser un lugar seguro donde se reúnen comunidades diversas.
“Eso probablemente también influyó en el incidente. Había personas de todo el mundo pasando un buen momento juntas”, dijo Langdon.
Kohen cita otros ejemplos históricos de personas que arriesgaron su vida y mostraron empatía hacia quienes tenían orígenes distintos. Por ejemplo, aunque la mayoría de la gente no protegió a los judíos de los nazis durante el Holocausto, todo un pueblo francés, Le Chambon-Sur-Lignon, colaboró para salvar a miles de refugiados judíos. Los residentes escondieron a personas en sus casas, les proporcionaron documentos de identidad falsos y guiaron a los refugiados hasta la neutral Suiza.
El pueblo era predominantemente cristiano, dijo Kohen, pero eran empáticos en parte porque eran hugonotes, un grupo que había sido perseguido por las autoridades católicas en Francia por siglos.
“Tenían una experiencia particular de persecución religiosa, así que cuando llegaron los primeros refugiados judíos y tocaron la puerta de la iglesia, hubo una identificación personal inmediata”, dijo. “La gente de ese pueblo tenía un sentido de empatía mucho más amplio porque se identificaba personalmente con quienes sufrían de una manera específica”.
Algunos de los transeúntes de Bondi que se enfrentaron a los atacantes también dijeron que estaban enfadados por lo que veían, aseguró Langdon. Estudios sobre héroes en otros desastres han dicho lo mismo.
“Cuando vemos algo que contradice de forma violenta nuestra visión del mundo, nos sentimos obligados a actuar”, afirma Langdon. “Creo que ver un arma larga en una playa como Bondi es tan ajeno a lo que es aceptable en este país que simplemente actuaron de inmediato”.
Kohen afirma que la atención que reciben los héroes en redes sociales puede ser desproporcionada respecto a su número real, pero ver estas historias podría generar más héroes.
“Está empezando a instalarse en la conciencia pública la idea de que el rescate, aunque peligroso, es algo que la gente común puede hacer”, dijo Kohen.
Las investigaciones demuestran que tener modelos a seguir o ejemplos de comportamiento heroico puede ser un elemento fundamental para que las personas emprendan sus propias acciones heroicas. Saber que otros dan un paso al frente puede llevar a las personas a pensar en lo que harían en la misma situación. Incluso ver películas o leer libros sobre héroes cotidianos, o héroes ficticios como los personajes de “Star Wars”, puede tener un impacto.
“Construir empatía entre diferencias culturales es mucho más difícil, pero hay muchas formas de bajo costo para hacerlo, incluida la lectura de literatura que permite entrar en la mente de otra persona y entender por qué toma ciertas decisiones. Es una gran manera de desarrollar empatía”, afirma Kohen.
El heroísmo también puede surgir de la preparación; Al Ahmed había sido policía en Siria. Pero Kohen dijo que no es necesario ir a la academia de policía para prepararse para el trabajo de un héroe.
“Hay cosas que podemos enseñar de inmediato: aprender RCP, capacitarse en el uso de un desfibrilador externo automático o tomar un curso de control de hemorragias”, explicó. “Cuando las personas tienen estas herramientas, es mucho más probable que ayuden si alguna vez surge la necesidad”.
Kohen espera que una de las principales lecciones de Bondi Beach sea que el heroísmo cotidiano, cuando personas comunes hacen cosas extraordinarias, es algo de lo que cualquiera es capaz.
“Estas personas son como nosotros”, dijo. “A veces, la gente simplemente se encuentra en una situación terrible y actúa. Eso es posible para todos”.
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