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Antes eran paraísos remotos. Hoy estos lugares icónicos de América Latina sufren el impacto del exceso de turismo

Por Anabella Gonzalez, CNN en Español

Lograr una buena foto en las alturas del Machu Picchu entre cientos de turistas puede ser un desafío. Conseguir una vivienda en la Ciudad de México o afrontar los altos costos de vida en la zona costera de Costa Rica, puede ser casi imposible. En aspectos muy distintos, todos esas dificultades son el efecto del mismo problema: el exceso de turismo.

En las últimas décadas, la proliferación de aerolíneas de bajo costo, la industria del turismo de cruceros, la reducción en los costos de los pasajes de avión y el impacto de las redes sociales son los factores principales que impulsan —y profundizan— esta problemática.

Destinos que antes eran difíciles de visitar por su distancia y limitaciones geográficas, ahora son un “sueño” posible. Y las redes sociales parecen convertirlos en deseo, uno que hay que cumplir.

Esto ha contribuido en gran medida a que los destinos tengan una plataforma global y que, como consecuencia, aumente el deseo de viajar a estos lugares, dicen los especialistas consultados por CNN.

Las consecuencias, aunque diversas, tienen impactos visibles y hasta traumáticos en varios puntos icónicos de Latinoamérica. En otros, la creciente llegada de turistas supone desafío y vigilancia constantes para evitar que se vuelva un conflicto.

Cuando la expansión del turismo es muy evidente a través del aumento en el número de visitantes y el gasto turístico, pero eso no se traduce en beneficios a nivel local, es cuando el turismo se vuelve problemático, explica a CNN Joseph M. Cheer, profesor de Turismo Sostenible en la Universidad de Western Sydney y editor en jefe de Tourism Geographies.

“Este es un resultado común en toda América Latina y en otros contextos de países en desarrollo donde el sector está dominado por actores globales que obtienen los mayores beneficios del crecimiento sectorial”, dice.

Cuando ese gasto turístico es extraído de la economía local, los beneficios económicos no llegan a la comunidad y ese suele ser el punto donde, en general, se generan las fricciones.

“Si la infraestructura es básica y el tipo de turismo que se está desarrollando depende en gran medida del recurso cultural en una etapa muy subdesarrollada, todo indica que los impactos serían aún mayores”, advierte el profesor.

La noción de “matar a un lugar por amor” surge con frecuencia cuando se discute el turismo en lugares como Costa Rica, asegura el especialista en turismo sostenible.

En Costa Rica, Nosara y Santa Teresa son dos zonas donde el exceso del turismo ya muestra sus impactos.

“Se está desplazando mucho a la gente local. Subsistir ahí con el costo de los servicios es sumamente complicado”, dijo a CNN Nadia Alfaro, de la Asociación de desarrollo de Playa Pelada, ubicada en el distrito.

Es el caso de Stephanie Cubillo, recepcionista de Nosara. Ella quiso vivir en la zona para estar cerca de su empleo, pero los elevados costos hicieron que un alquiler sea inalcanzable, dice. “Completamente inaccesible para mí. Para un asalariado tico los precios son excesivamente altos, casi todos en dólares”.

El Programa Estado de la Nación (PEN), un centro de investigación de Costa Rica que da seguimiento al desempeño del país, puso a la gentrificación en las zonas costeras del país como objeto de estudio para su informe 2025.

“Nuevas investigaciones a nivel nacional han determinado que la compra masiva de terrenos por parte de personas extranjeras y el desarrollo de proyectos inmobiliarios de lujo han generado un aumento en el costo de vida y el desplazamiento de habitantes locales”, explica el PEN.

Alfaro mencionó que la comunidad habla de dos “Nosaras”: una a la que llaman “estadounidense”, que concentra restaurantes, hoteles y casas de lujo; y otra aledaña, donde viven costarricenses y nicaragüenses que llegan allí buscando un empleo.

La gentrificación afecta a las comunidades locales, que “pierden su sentido de unidad y pertenencia para transformarse en lugares de paso por temporadas”, señaló un estudio del Instituto de Estudios Sociales en Población de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA). Esto genera que muchas de estas comunidades pierdan su rol clave, el de funcionar para el apoyo y la convivencia entre los vecinos, agrega el informe.

“Cuando hay extranjeros hay trabajo, por eso aquí para los que buscamos trabajo está bien. Ha aumentado la cantidad de extranjeros y bueno, hay que buscar donde vivir y comprar, porque hay lugares muy caros que solo son para ellos, hay partes donde solo ellos pueden vivir y en otras más baratas los que venimos a trabajar”, dice a CNN Cruz Blandón, un trabajador nicaragüense.

Wendys Lansas Castillo, que trabaja en la cocina de un hotel en Nosara, coincide. “Es complicado para quienes vivimos aquí, suben mucho los precios, en exceso. El dinero no da para tanto”.

Los datos registrados hasta septiembre muestran un descenso del 2,2 % en la llegada de turismo extranjero a Costa Rica en comparación con 2024. Pero el año pasado, al contrastar con el mismo periodo de 2023, la cifra había crecido más de un 13 %, de acuerdo con el Instituto Costarricense de Turismo.

La Ciudad de México también enfrenta efectos de la llegada masiva de turistas y es un ejemplo donde el turismo se ha convertido en un elemento clave en el panorama económico del país. El cuestionamiento es si este tipo de crecimiento se traduce en beneficios a nivel local, plantea Cheer.

Rosalba Loyde, socióloga, docente de la UNAM y especialista en temas de desarrollo urbano explica a CNN que el nomadismo digital y la llegada de turismo han afectado sobre todo en el acceso a la vivienda en Ciudad de México.

En zonas más pequeñas como la Riviera Maya, Playa del Carmen, Tulum y Bacalar “ha tenido un impacto muy fuerte” la llegada del turismo y la normativa intenta adaptarse, dice Loyde. “Son los casos más críticos en donde es necesario entender el turismo desde el contexto local”, señala.

Si bien es una tendencia que comenzó cerca del 2010, el nomadismo digital se agudizó después de la pandemia y los efectos más claros se ven en la competencia por el costo de la vivienda y los alquileres temporales, con el mercado gestionando una parte importante de esa demanda.

Ciudad de México y Guadalajara concentran esa problemática, dice la especialista. “Guadalajara se posicionó como un pueblo tecnológico y ha tenido un crecimiento importante, donde también hay conflictos en los accesos al alquiler”.

A medida que turistas y trabajadores remotos se establecieron en barrios populares como Roma y Condesa, activistas contra la gentrificación aseguran que miles de personas en la capital mexicana fueron desplazadas de sus hogares en los últimos años.

Las reacciones y rechazos locales vienen sobre todo desde los sectores más jóvenes, apunta la docente. “Están viendo la imposibilidad de acceder a la vivienda y esa tensión los obliga a posicionarse al respecto”.

“He visto un incremento en la infraestructura brutal y en los precios. Unos amigos míos se tienen que ir porque ya no pueden pagar las rentas, que se han triplicado”, dijo a CNN Alan Estrada, influencer de viajes y actor que vive en la colonia Roma. “Los mayores afectados son los residentes, quienes están viendo sus ciudades convertirse en parques de diversiones”.

Al menos tres protestas se llevaron a cabo en las calles de la Ciudad de México en julio pasado para reclamar por el encarecimiento en los precios la vivienda y lo que algunos ciudadanos señalan como el desplazamiento de algunos barrios.

Airbnb defendió su presencia en la Ciudad de México, al asegurar que ayudó a generar más de US$ 1.000 millones en la economía local el año pasado. Según argumentó, los huéspedes no solo pagan alojamiento, sino que también consumen en otros comercios y servicios de la capital.

La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, anunció en mayo que impulsaría la creación de vivienda contra la gentrificación y turistificación para mantener a los vecinos en zonas céntricas. Los ciudadanos podrían con este programa adquirir una vivienda en la colonia Roma por cerca de 900.000 pesos (unos US$ 45.000), muy por debajo del precio de mercado, dijo la funcionaria.

De naturaleza frágil y paisajes imponentes ubicados a más de 2.400 metros de altura, además de Patrimonio Mundial por la Unesco el Machu Picchu en Perú fue nombrado en 2007 entre las Nuevas 7 Maravillas del Mundo.

En septiembre de 2025, 18 años después, esa designación se puso en riesgo. ¿Las razones? La organización New7Wonders exhortó a las autoridades de Perú a redoblar “de manera urgente” los esfuerzos para mejorar la gestión del Machu Picchu debido a la alta presión del turismo sin sostenibilidad.

Hasta ese mes ya se habían vendido alrededor de 1,4 millones de boletos para visitar Machu Picchu, según datos oficiales. El ministro de Cultura, Fabricio Valencia Gibaja, dijo que esperaban llegar al millón y medio de visitantes en 2025 y podrían superar un máximo histórico de visitantes alcanzado en 2019.

Riesgo de afectación al patrimonio histórico, limitaciones en las políticas de gestión y conservación, conflictos sociales y quejas reiteradas por parte de los visitantes son algunos de los conflictos que menciona la organización al referirse al santuario, que cada día recibe hasta 5.600 visitantes en temporada alta.

Esos factores podrían seguir afectando a Perú “por la mala experiencia de los visitantes” y comprometer su credibilidad, agregó Jean-Paul de la Fuente, director de New7Wonders.

El pronunciamiento se produjo luego de que, a principios de septiembre, se generaran conflictos por el control de la concesión de la ruta que llega al sitio histórico, lo que dejó a miles de viajeros varados, según dijo la Cámara de Turismo de Cusco.

Pobladores bloquearon las vías del tren que llegaban al santuario, algo que ya había ocurrido en 2023, cuando comunidades protestaron por presuntas irregularidades con la venta de boletos por internet, algo que el Ministerio de Cultura de Perú negó en esa oportunidad.

En este caso, las autoridades precisaron que la conservación y protección del santuario no está siendo vulnerada, que tienen un compromiso con el turismo responsable y sostenible, y que la Unesco valoró meses atrás las mejoras en la gestión de visitantes y la implementación de herramientas de monitoreo y conservación del santuario.

Con un ecosistema frágil, las Islas Galápagos son un ejemplo paradigmático de los cuestionamientos del turismo como vehículo de desarrollo de un territorio, apunta Cheer.

Más de 2.000 especies únicas entre reptiles, mamíferos y aves, áreas protegidas y una reserva marina de 138.000 kilómetros son parte de un escenario único en la región que, según los especialistas, se encuentra en un momento crucial.

“El turismo ha experimentado un crecimiento notable, especialmente el turismo terrestre, que ha aumentado un 260 % en las últimas dos décadas. La UNESCO y los conservacionistas locales han expresado su preocupación: sin medidas, el turismo podría dañar permanentemente los ecosistemas y las comunidades únicas que caracterizan la extraordinaria naturaleza de las islas”, dijo en un artículo Chloe King, investigadora especializada en conservación y en el papel del turismo en el desarrollo regenerativo.

Emisiones de carbono, uso excesivo de recursos, problemas de gestión de residuos, contaminación y la introducción de especies no autóctonas son algunos de los problemas que enfrentan las Islas desde hace años, entre otros impactos negativos, explica el Galápagos Conservation Trust, una organización que promueve la conservación y la sostenibilidad en las islas.

En 2024, un total de 279.277 turistas llegaron al archipiélago, un 4 % más que en 2022, según un informe de la Dirección del Parque Nacional Galápagos. Más de la mitad de los visitantes fueron extranjeros.

Preocupado por la presión que las visitas generan al destino y a su ecología, desde agosto de 2024 el Ministerio de Turismo de Ecuador duplicó de US$ 100 a US$ 200 la tarifa de entrada a Galápagos, el primer aumento desde 1998. Esto generó una recaudación de más de US$ 22 millones por tasa de ingreso a áreas protegidas, según datos oficiales.

“El turismo excesivo no aparece de la nada de la noche a la mañana, sino que es una consecuencia de decisiones que se toman, o no se toman, en relación con la gobernanza efectiva del desarrollo turístico en primer lugar”, explica Cheer.

El Gobierno de Ecuador asegura que toma acciones para lograr un equilibrio entre los visitantes y la protección del ecosistema; y que los beneficios lleguen a la comunidad local.

En los últimos diez años, el turismo en la Antártida creció de manera sostenida hasta triplicarse. Son cientos de barcos los que se acercan cada temporada a este ecosistema sensible, el más frío, seco y ventoso del planeta, llenos de turistas que buscan ver el imponente hielo de cerca.

En la temporada antártica 2024-2025 —entre los meses de octubre y abril— 118.162 personas viajaron al continente blanco. De ese número, poco más de 80.000 descendieron al territorio, según información de la Asociación Internacional de Operadores Turísticos de la Antártida (IAATO, por sus siglas en inglés), que agrupa a la mayoría de los operadores turísticos activos en la Antártida.

Hace 10 años, ese número era de alrededor de 36.000 personas en total, 27.000 de ellas pisaron suelo antártico.

El crecimiento también se vio en la cantidad de operadores de turismo, que tuvo una trayectoria ascendente y pasó de 37 en 2014 a 52 en 2025. El número de barcos pasó de 44 a 77; y el de viajes, de 267 a 562, de acuerdo con un reporte de la IAATO.

Testimonios de trabajadores en la Antártida a CNN dan cuenta de ese cambio en el panorama turístico.

“Si bien la Antártida recibe relativamente pocos visitantes en comparación con otros destinos, sus características únicas requieren salvaguardias rigurosas”, dice la IAATO ante la consulta de CNN.

Según un estudio publicado en la revista Nature Sustainability, la Antártida muestra indicios del impacto de la actividad humana debido al turismo y la expansión de las operaciones científicas. La Península Antártica, donde se superponen actividades como la investigación, la pesca y el turismo, experimenta cambios ambientales significativos debido al cambio climático, advierten los especialistas.

Si bien la actividad turística en la Antártida está regulada a nivel internacional bajo el Tratado Antártico, que establece reglas y directrices que los visitantes y los operadores turísticos deben cumplir para evitar impactos adversos en el medio ambiente ni en sus valores científicos, es un desafío constante gestionar la presencia humana y sus consecuencias.

“Todas las actividades humanas tienen el potencial de generar un impacto”, asegura la IAATO ante la consulta sobre cómo afecta la llegada de un mayor número de turistas. Por esto, dice la organización, es clave gestionar esa actividad y la colaboración de la comunidad antártica. Los estudios para monitorear los impactos son particularmente importantes, agrega.

El 90 % del turismo que llega a la Antártida pasa por Ushuaia, en Tierra del Fuego, una provincia ubicada en el extremo sur de Argentina. El puerto de Ushuaia, a 1.000 kilómetros del continente, es la puerta de entrada de mayor actividad hacia la Antártida.

El turismo marítimo a la Antártida es la modalidad que mayor movimiento genera de pasajeros y de buques, dice a CNN Carolina Ojeda, jefa de la División Turismo Antártico del Instituto Fueguino de Turismo (Infuetur).

La modalidad de turismo en cruceros y barcos de expedición, que llevan hasta 500 pasajeros, busca generar un mínimo impacto al minimizar los desembarcos de 1 a 2 por día, solo en sitios establecidos, explica Ojeda.

“La Antártida tiene una profunda importancia global y el deber de protegerla es compartido por científicos, gobiernos, operadores turísticos y visitantes por igual”, plantea la IAATO.

¿Cuáles serían los límites para el desarrollo de un turismo que no llegue a convertirse en sobreturismo?

Son difíciles de delimitar. Es probable que no haya una respuesta única y todo depende del contexto local, coinciden los especialistas consultados por CNN.

Sí es claro que los países donde la política y la administración del sector turístico son efectivas podrían estar mejor preparados para afrontar un crecimiento rápido de la actividad, dice Cheer.

Entre las medidas menciona una fundamental, que implica una planificación turística a largo plazo donde el tipo de turismo sea adecuado para cada destino: lo que funciona en un lugar puede ser perjudicial para otro.

Y no se trata solo de una planificación. Esas decisiones, lejos de ser estables, deben reconfigurarse de manera constante para equilibrar crecimiento económico, consecuencias sociales e impactos ambientales.

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Con información de Djenane Villanueva y Ana María Cañizares

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