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Trump regresa a EE.UU. para enfrentar la prolongación del cierre del Gobierno

Análisis de Stephen Collinson, CNN

El presidente de EE.UU., Donald Trump, se divirtió con un recibimiento en la alfombra roja que incluyó bailes improvisados, el regalo de una corona dorada y una nueva nominación al Premio Nobel de la Paz.

Pero los trofeos de su gira por Asia no servirán de mucho en su regreso a casa este jueves, justo cuando el cierre parcial del Gobierno, que ya dura un mes, llega a su punto más crítico en medio de la peor crisis política interna de su segundo mandato.

Su regreso y la confluencia de consecuencias repentinamente más severas para millones de estadounidenses implican que los próximos días podrían representar la única salida ante el estancamiento cada vez más perjudicial previo al Día de Acción de Gracias.

“Estamos fingiendo que todo está bien”, dijo esta semana la senadora de Alaska, Lisa Murkowski, al criticar a sus colegas de ambos partidos por no actuar. “Estamos fingiendo que la gente no se ve afectada por este cierre”.

Los demócratas del Senado provocaron el enfrentamiento al no apoyar un proyecto de ley de financiación gubernamental temporal el mes pasado, en un intento por obligar a los republicanos a garantizar la extensión de los subsidios ampliados para millones de planes de salud de la Ley de Cuidado de la Salud a Bajo Precio, también conocida como Obamacare.

“No les interesa para nada resolver o abordar de manera decisiva la crisis de salud que ellos mismos han creado”, declaró el líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, a Kaitlan Collins, de CNN, en el programa “The Source”, el miércoles por la noche.

“El 1 de noviembre, cuando comience el período de inscripción abierta, será evidente para decenas de millones de estadounidenses en todo el país que sus primas, copagos y deducibles están a punto de aumentar drásticamente”, afirmó Jeffries.

Pero los líderes republicanos se mantienen firmes. Se ofrecen a discutir la extensión de los créditos, pero solo cuando los demócratas acepten reabrir el Gobierno.

Una lamentable falta de confianza entre las partes, la renuencia de ambas a asumir el costo político de una concesión y la asombrosa indiferencia de Trump hacia su propio Gobierno paralizado condujeron a este estancamiento.

Y las repercusiones del cierre del Gobierno se agravan rápidamente, ya que el duelo político se convierte en una prueba para ver qué estadounidenses desafortunados pueden soportar el mayor sufrimiento.

En uno de los acontecimientos más críticos, decenas de millones de estadounidenses, incluyendo niños, adultos mayores y personas con discapacidad, están a punto de perder la vital asistencia alimentaria del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas en inglés).

El impacto del aumento vertiginoso de las primas de los seguros médicos también se está haciendo evidente. Millones de personas están recibiendo notificaciones que muestran que los costos del Obamacare se han disparado en un promedio del 26 % y, en algunos casos, mucho más, ante la ausencia de los subsidios adicionales que están por vencer.

“¿Cuál es el punto más crítico?”, preguntó Collins a Jeffries, refiriéndose a los estadounidenses afectados por el aumento de las primas del Obamacare y a aquellos que se enfrentan a la posible pérdida de los beneficios del SNAP. “Ninguno de estos sufrimientos que los republicanos han infligido al pueblo estadounidense es aceptable”, respondió Jeffries.

La presión sobre los empleados públicos —tanto los obligados a trabajar sin paga como los compañeros que no pueden acceder a sus puestos— también se está agravando.

Las interrupciones de vuelos aumentan a medida que crece la escasez de personal entre los controladores aéreos, quienes ya trabajan bajo una enorme presión. Los desafíos mentales y emocionales de los controladores se intensifican, ya que trabajan sin cobrar y, además, deben afrontar los gastos de vivienda, transporte y cuidado infantil.

Un nuevo obstáculo se cierne sobre el pago al personal militar. Trump aceptó una donación de US$ 130 millones de otro multimillonario para cubrir el déficit provocado por la falta de fondos federales tras la reasignación de fondos del Pentágono para cubrir la primera tanda de pagos salariales. Sin embargo, esta donación no alcanzará ni de lejos para pagar los salarios de 1,3 millones de militares.

Los empleados federales, repartidos en los 50 estados, se encuentran cada vez más desesperados. Sus hipotecas y otras obligaciones no se suspenden simplemente porque el Gobierno no pueda pagarlas.

Se están dando las condiciones para que el resentimiento se intensifique, lo que normalmente se traduce en presión política que hace que uno de los partidos ceda.

La expiración del programa de cupones de alimentos podría ser un detonante. Los demócratas acusan al Gobierno de negarse a desviar fondos disponibles para cubrir el déficit. Pero el Departamento de Agricultura insiste en que no puede utilizar un fondo de contingencia de US$ 6.000 millones para pagar las prestaciones.

El desacuerdo ha generado un escenario insensible, con legisladores que discuten sobre qué es más importante: alimentar a las personas más necesitadas del país o garantizar que millones de familias puedan seguir recibiendo atención médica. Es un espectáculo vergonzoso que personifica un sistema político paralizado por años de polarización y cinismo en ambos partidos, y un Gobierno que falla en su función básica de ayudar a los ciudadanos.

Mientras la miseria se multiplica, la pregunta es qué partido cambiará su estrategia primero.

  • ¿Empezarán a surgir fisuras entre los demócratas, que se han mantenido notablemente unidos durante esta crisis, especialmente entre los legisladores moderados, aquellos que se enfrentan a reelecciones reñidas o los que se jubilan y pueden desafiar a los activistas de su partido?
  • ¿Podrán los líderes republicanos mantener a raya a sus legisladores, en especial a la a menudo dividida bancada republicana en la Cámara de Representantes? ¿Se arriesgarán a sufrir las consecuencias políticas de toda esta calamidad infligida a los votantes, ya afectados por la creciente inflación y el alza de los precios de los alimentos, dado que ostentan el monopolio del poder en Washington?
  • ¿Y encontrará Trump, que ha logrado aplacar algunos de los puntos de presión tradicionales durante el cierre parcial del Gobierno, finalmente un imperativo político o moral para ponerle fin?

Un destello de esperanza surgió el miércoles por la noche cuando se conocieron los detalles de una negociación a dos bandas entre senadores demócratas y republicanos frustrados. Uno de los objetivos sería resolver el estancamiento en materia de reforma sanitaria y reabrir el Gobierno durante unas semanas. El grupo también espera alcanzar un acuerdo a largo plazo para financiar ciertos departamentos clave —incluido el Departamento de Agricultura, que financia los cupones de alimentos— hasta el próximo año.

Los desacuerdos en el Congreso suelen terminar con soluciones improvisadas y medidas simultáneas que permiten a ambas partes argumentar que no cedieron. Pero no hay garantía de que este enfoque funcione. La oficina del líder de la mayoría del Senado, John Thune, declaró a CNN que sigue sin estar dispuesto a discutir cambios en la política del Obamacare hasta que el Gobierno esté en funcionamiento.

Hace unas semanas, el cierre del Gobierno federal no había tenido el impacto generalizado que ayudó a que los cierres anteriores captaran la atención de la nación. Pero eso está empezando a cambiar. El normalmente imperturbable Thune estalló el miércoles en el pleno del Senado contra el senador demócrata Ben Ray Luján, quien se quejó de la posible expiración de los beneficios del SNAP. “Esto no es un juego político”, espetó Thune. “Estamos hablando de la vida de personas reales. ¿Y ustedes recién se dan cuenta, después de 29 días, de que, ‘oh, podría haber algunas consecuencias’?”.

La retórica demócrata es igual de dura.

El líder de la minoría en el Senado, Chuck Schumer, intentó el miércoles exigirle un alto costo político a Trump. “Ningún presidente fue tan cruel y despiadado como para tomar como rehenes a esos niños, ancianos y veteranos hambrientos”, dijo Schumer. “Donald Trump antepone la política a la vida de los niños hambrientos. Está instrumentalizando el hambre”.

La virulencia de las negociaciones podría ofrecerle una oportunidad al presidente, ya que el cierre del Gobierno —a solo una semana de alcanzar un nuevo récord— no terminará hasta que él intervenga. Podría aprovechar su ausencia durante la mayor parte de la semana pasada para inmiscuirse en la disputa entre demócratas y republicanos e intentar mediar una solución. Después de todo, Trump suele sentirse más tentado con la posibilidad de llegar a un acuerdo y proclamar una victoria que por cualquier ideología rígida. Y ya ha mostrado disposición a hablar sobre la expiración de los subsidios a la atención médica. Podría presentarse como el presidente que alimentó a los hambrientos, pagó a las tropas y restableció la seguridad aérea. Sin embargo, esto implicaría romper con algunos de los sectores más radicales de su propio Gobierno y ofrecer a los demócratas una salida airosa.

El dilema para los demócratas es cómo encontrar una manera de salir de la crisis que puedan presentar como una victoria a su base electoral, deseosa de golpear a Trump.

Al principio del cierre, el partido logró convertir los subsidios del Obamacare en un tema de debate nacional. Tras casi un año de duelo interno por las desastrosas elecciones presidenciales y congresionales de 2024, encontraron una sorprendente unidad en el cierre del Gobierno. A veces, el simple hecho de provocar una confrontación puede definir a un partido.

Pero a medida que fue en aumento el sufrimiento de millones de estadounidenses, la claridad política sobre la atención médica se fue desdibujando. Y surgieron posturas contradictorias. Everett Kelley, presidente de la Federación Estadounidense de Empleados Gubernamentales (AFGE, por sus siglas en inglés), sindicato que representa a una amplia gama de trabajadores federales y que siempre se opuso al cierre, advirtió que era hora de que el Gobierno reabriera. “Creo que es vital que todos tengan acceso a la atención médica… Sin embargo, no creo que esto deba construirse a costa de los empleados federales”, declaró a Jake Tapper, de CNN.

Los demócratas también se enfrentan cada vez más a la posibilidad de que la responsabilidad por el cierre se les vuelva en su contra. Después de todo, cuando estaban en el poder, criticaron a los republicanos por utilizar los fondos federales como arma política. Kasie Hunt, de CNN, señaló esta incongruencia al senador demócrata Ruben Gallego, de Arizona, el martes. “Esa es la respuesta fácil. Es Donald Trump. Estamos hablando de normas en la era de Donald Trump. También es normal no demoler el Ala Este”, dijo Gallego. Y añadió: “Todo eso ya no importa. Cuando se trata de Donald Trump, este es el hombre que extorsiona a la gente… No vamos a volver a seguir las normas cuando sabemos lo que está en juego”.

Los republicanos también enfrentan sus propios riesgos.

La negativa del presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, a convocar a la Cámara de vuelta a Washington se interpreta como una muestra de debilidad. Y no ha podido acallar la disidencia en su bancada, incluyendo la de la representante de Georgia, Marjorie Taylor Greene, quien sigue acusando a su partido de negligencia en el tema de la atención médica. La situación política podría cambiar para los republicanos la próxima semana si Trump sufre una derrota en las elecciones clave de Virginia y Nueva Jersey.

Y dejar a los niños con hambre podría ser un desastre. Esa es una de las razones por las que el senador republicano de Missouri, Josh Hawley, presentó un proyecto de ley para financiar los beneficios del SNAP hasta que finalice el cierre del Gobierno. Schumer afirmó que su partido lo votaría a favor. Sin embargo, los líderes republicanos se mostrarán reacios a tomar una medida que pueda aliviar la presión sobre los demócratas.

Si el hambre que sufren millones de estadounidenses no logra desbloquear la situación, el cierre podría prolongarse aún más. La próxima posible vía de escape podría presentarse en las semanas previas al Día de Acción de Gracias, con la terrible perspectiva de un caos en el transporte aéreo durante la época de mayor afluencia del año.

Este artículo se ha actualizado con nueva información.

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