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¿Por qué el huracán Melissa se convirtió en un monstruo devastador?

Por Andrew Freedman, CNN

Las aguas que rodean Jamaica estuvieron calientes durante todo el verano. Para cuando el huracán Melissa tocó tierra el martes, las temperaturas extremadamente cálidas del mar Caribe contribuyeron a convertirlo en un monstruo: una tormenta de categoría 5 con vientos que alcanzaron los 298 km/h, y que igualó el récord del huracán más fuerte que ha tocado tierra en el Atlántico.

Los expertos afirman que se trata de un ejemplo contundente de lo que el cambio climático puede provocar en los ciclones más temibles del planeta: intensificarlos con calor y humedad hasta hacerlos casi irreconocibles en comparación con los huracanes atlánticos del pasado.

Jamaica amaneció devastada, con graves daños en su infraestructura, entre ellos la red eléctrica, hospitales y escuelas. Sin embargo, la verdadera magnitud de los daños en las comunidades más afectadas podría tardar días en conocerse, mientras los equipos de rescate y las familias luchan por llegar a ellas.

Tres días antes de tocar tierra, el huracán Melissa sufrió dos periodos de rápida intensificación al atravesar aguas oceánicas que estaban unos 1,5 grados centígrados más cálidas de lo habitual para esta época del año.

Según el grupo de investigación Climate Central, el cambio climático causado por el hombre incrementó significativamente la probabilidad de dichas aguas cálidas.

Y mientras se desplazaba por esas aguas, los vientos máximos sostenidos del huracán Melissa se duplicaron, pasando de 112 km/h (una tormenta tropical), el sábado por la mañana, a un huracán de categoría 4 con vientos de 225 km/h, tan solo 24 horas después.

Desde la tarde del domingo hasta la tarde del lunes, sus vientos máximos aumentaron nuevamente, pasando de 225 km/h a 281 km/h. Se intensificó aún más durante la noche del lunes al martes, en su aproximación final a la costa jamaicana.

Este tipo de comportamiento de los huracanes es cada vez más frecuente. “Hemos observado un aumento notable en la frecuencia de intensificación explosiva”, con vientos que se incrementan al menos 96 km/h en 24 horas en la mayoría de las cuencas oceánicas durante las últimas cuatro décadas o más, afirmó Steve Bowen, científico jefe de Gallagher Re. Añadió que es lo que los científicos han estado prediciendo: el calentamiento de los océanos favorecerá la formación de huracanes de máxima intensidad.

“En resumen, la naturaleza continúa reafirmando las leyes básicas de la termodinámica”, dijo.

Kerry Emanuel, investigador veterano de huracanes del MIT, señaló que estamos ante evidencia de una mayor influencia humana en estas tormentas masivas.

“Este es el tercer ciclón tropical de categoría 5 del Atlántico este año, y los otros dos también experimentaron períodos de rápida intensificación”, declaró a CNN por correo electrónico. “En conjunto, esta temporada podría considerarse coherente con lo que venimos diciendo desde hace tiempo”, afirmó, en referencia a que “la proporción de ciclones tropicales globales que alcanzan alta intensidad está aumentando, al igual que la frecuencia de tormentas que se intensifican rápidamente”.

Esta temporada ha sido “bastante normal” en cuanto al número de tormentas tropicales y huracanes en el Atlántico, señaló Emanuel, lo cual también coincide con estudios que indican que es improbable que un mundo que se calienta presente un mayor número de ciclones tropicales por temporada.

Sin embargo, otras investigaciones indican que, a medida que el clima se calienta como consecuencia de la contaminación causada por el ser humano, las tormentas tropicales y los huracanes son capaces de generar lluvias más intensas. Esto se debe a que el aire más cálido puede transportar mayor cantidad de humedad, y el calentamiento de los mares también permite la evaporación de mayores cantidades de agua a la atmósfera, lo que proporciona a los huracanes más energía.

La temperatura de los océanos es un factor determinante de la intensidad de los huracanes, concluyó Emanuel. Melissa alcanzó su llamada intensidad potencial máxima, una métrica que él mismo diseñó para determinar la fuerza que un ciclón podría alcanzar teóricamente si pudiera aprovechar al máximo las condiciones ambientales.

Muy pocos ciclones alcanzan este punto debido a factores inhibidores como los fuertes vientos en la atmósfera superior. Melissa lo logró a pesar de que la intensidad potencial máxima ya era superior al promedio para su ubicación en el Caribe en esta época del año, explicó Emanuel. Esto se debe principalmente a las temperaturas oceánicas más cálidas. “Este ciclón hizo prácticamente todo lo que uno no querría que hiciera un ciclón”, dijo Daniel Swain, investigador climático de la UCLA. Añadió que alcanzar su máxima intensidad potencial es especialmente significativo, y que la rápida intensificación y otras características observadas en el sistema tropical presentan claras señales del cambio climático.

Jim Kossin, excientífico de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), quien ha realizado múltiples estudios sobre huracanes y cambio climático, afirma que establecer la conexión entre el huracán Melissa y el calentamiento global, en términos generales, es relativamente sencillo.

“Es casi seguro que el agua extremadamente cálida tiene una influencia humana, y no cabe duda de que esta agua cálida desempeñó un papel clave en la intensidad y la tasa de intensificación de Melissa”, declaró a CNN.

Otros expertos también señalaron la rápida intensificación del ciclón mientras se encontraba en una cuenca oceánica con temperaturas superficiales del mar inusualmente altas, y con agua caliente que se extendía a grandes profundidades, como factores antropogénicos que contribuyeron a este desastre.

Sin embargo, no todos los aspectos del huracán pueden atribuirse tan fácilmente al cambio climático, incluyendo su lento desplazamiento. A pesar de que en los últimos años se ha observado una tendencia hacia ciclones de movimiento más lento en el Atlántico y otras cuencas oceánicas, la relación causal no está tan claramente establecida, afirmó Kossin.

“Quizás lo más importante que hay que entender sobre los huracanes en un mundo que se calienta es que no todos podrán aprovechar el aumento de su intensidad debido al calentamiento de los océanos, pero algunos sí, y este lo hizo”, dijo Swain.

“Y cuando se presentan situaciones como esta, donde ocurre cerca o sobre una zona poblada susceptible a sufrir efectos graves, la devastación posterior se verá agravada, significativamente agravada, por el cambio climático”.

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