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Comando Vermelho, en claves: qué es y por qué funciona como un estado paralelo dentro de Brasil

Por Gonzalo Zegarra, CNN en Español

El operativo policial más grande de la historia de Río de Janeiro realizado el martes tuvo como objetivo el grupo criminal más antiguo de Brasil, el Comando Vermelho, que en medio siglo pasó de ser un grupo de protección de presos a un monstruo delictivo con decenas de miles de integrantes que ha diversificado su alcance y con células en varios países de Sudamérica.

“Ya no es crimen común, es narcoterrorismo”, argumentó el gobernador de Río, Cláudio Castro, ante la magnitud de la Operación Contención, con 2.500 agentes para capturar a miembros del Comando Vermelho en los populosos complejos de favelas Alemão y Penha, en el norte de la ciudad.

De acuerdo con Insight Crime, una organización no gubernamental que se dedica a analizar el fenómeno de la criminalidad en América Latina y el Caribe, el Comando Vermelho surgió en la década de 1970 en una prisión de Ilha Grande, durante la dictadura militar brasileña (1964-1985). Allí estaban recluidos presos comunes junto a guerrilleros de izquierda y disidentes políticos, lo que fomentó una alianza para protegerse de la brutalidad de los guardias y la violencia interna.

Lo que comenzó como un grupo de autoprotección, se convirtio en una banda dedicada a asaltos y robos bancarios. La milicia llamada “Falange Vermelha”, influenciada por ideales de justicia social, luego evolucionó hacia una estructura criminal organizada.

Ante este crecimiento, autoridades penitenciarias optaron por trasladar a sus líderes y repartirlos por diversas prisiones. Pero, lejos de desmantelar al grupo, ayudó a expandirlo por todo el sistema carcelario brasileño.

Su base siempre fue Río, donde iba consolidándose como la facción dominante del tráfico de drogas, principalmente la cocaína.

Insight Crime apunta que para la década de 1980, la agrupación se alió con cárteles de Colombia, ya que “tenía la estructura y la organización para obtener y distribuir grandes cantidades de droga”, mientras fortalecía su base de apoyo social en favelas cariocas.

“Desde entonces ha crecido hasta convertirse en una amenaza nacional e internacional. (…) Comando Vermelho tiene una influencia mayor en prisiones de todo el país, con la región de Amazonas y el oeste de Mato Grosso como sus bastiones secundarios”, dice la ONG, que agrega que el grupo tiene una fuerte presencia en Bolivia, donde consigue “buena parte de su cocaína”.

La relación con el Primeiro Comando da Capital (PCC), considerado el grupo criminal más grande de Brasil, ha tenido idas y vueltas, mientras sofisiticaban su accionar y expandían su dominio territorial.

El PCC también nació en las cárceles, pero de Sao Paulo, en la década de 1990, tomando en parte el modelo del Comando Vermelho.

Los dos grupos mantuvieron una alianza por años hasta que se quebró en 2016, lo que generó una ola de violencia en las cárceles del país, e incluso en el extranjero, como un sangriento motín en 2021 en una cárcel de Paraguay donde hay miembros de las dos bandas.

Desde entonces, las múltiples células del Comando Vermelho no volvieron a llegar a un acuerdo con el liderazgo del PCC, una organización más vertical que sí formó alianzas con otras pandillas.

El Comando Vermelho también tiene como enemigo a las milicias conformadas por miembros de seguridad activos y en retiro, así como el Terceiro Comando Puro, una facción que se desprendió del Terceiro Comando, fundado a su vez por disidentes del Comando Vermelho.

Insight Crime estima que para 2020 la organización contaba con cerca de 30.000 miembros en el país, y que desde 2023 volvió a ser, como en 2005, el grupo de mayor control territorial en Río de Janeiro, según datos del Instituto Fuego Cruzado y la Universidad Federal Fluminense. El dominio de algunas zonas es tal que cada intervención policial tiene casi asegurado un baño de sangre, como el registrado el martes.

Además del narcotráfico y el contrabando de armas, el Comando Vermelho también se dedica a la extorsión, secuestros, préstamos usureros y el robo de camiones blindados.

Incluso adoptó la tecnología e invirtió en el sector para desarrollar una aplicación móvil de transporte clandestino, “Rotax Mobili”, que fue desarticulada en agosto por la Policía Civil. La plataforma “se utilizaba para financiar el tráfico de drogas”, dijeron las autoridades, que estiman que generaba más de US$ 180.000 mensuales.

Luiz Fernando da Costa, alias “Fernandinho Beira-Mar”, señalado como uno de los líderes del CV, fue arrestado en 2001 en Colombia, donde se cree que el Comando todavía mantiene vínculos con desmovilizados de las FARC y guerrillas remanentes. El presunto líder ya había sido detenido en 1996 por narcotráfico, pero se escapó de prisión y estuvo como fugitivo también en Paraguay, Uruguay y Bolivia, según documentos de la Fiscalía citados por CNN Brasil.

Para las autoridades brasileñas, aún desde prisión, Beira-Mar continúa siendo el líder de la organización y dirigiendo tras las rejas la estrategia del grupo.

También están presos otras figuras prominentes como Márcio dos Santos Nepomuceno, alias “Marcinho VP”, y Luiz Cláudio Machado, alias “Marreta”.

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Con información de EFE. Mauricio Torres de CNN contribuyó a este reporte

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