Skip to Content

La rivalidad amenazante entre Trump y Maduro se aceleró en los últimos meses. Estos son los puntos clave

Por Gonzalo Zegarra y Germán Padinger, CNN en Español

Venezuela estuvo en el centro de la primera presidencia de Donald Trump en Estados Unidos. Ahora, durante el segundo mandato del político republicano, el país sudamericano vuelve a estar en el foco, esta vez con mayores tensiones debido a los despliegues y ataques militares en aguas del Caribe cercanas a las costas venezolanas.

Desde el despliegue militar de EE.UU. en el Caribe en agosto hasta los seis ataques estadounidenses cerca de costas de Venezuela contra embarcaciones que supuestamente transportaban droga a partir de septiembre, ambos países han avivado sus enfrentamientos y endurecido sus posturas.

El choque más reciente entre ambos países se centró una autorización de Trump para que la CIA opere en territorio venezolano, algo que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, calificó como “golpes de Estado orquestados.

Desde antes de asumir en enero para el periodo 2025-2029, Trump ya tenía la mirada puesta en el mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro, a quien calificó como “dictador” durante la campaña electoral. Pero la animosidad no se ha limitado a las esferas del chavismo, sino que también ha alcanzado a buena parte los más de 900.000 venezolanos que viven en Estados Unidos, según cifras de la Oficina del Censo.

Trump expresó su descontento con los inmigrantes de Venezuela difundiendo teorías falsas sobre una supuesta liberación de presos en cárceles del país sudamericano y su envío a territorio estadounidenses. “Son narcotraficantes, criminales, asesinos y violadores. Todo lo han trasladado a Estados Unidos”, dijo Trump en una entrevista de agosto de 2024, sin presentar pruebas.

Cuando Trump ganó las elecciones de noviembre, Maduro dijo que apostaría por “un nuevo comienzo” en las relaciones entre Washington y Caracas, para dejar atrás las tensiones.

Nada de eso ocurrió. Y juzgando por la experiencia pasada durante el primer mandato de Trump entre 2017 y 2021, es difícil que algo cambie.

Trump asumió el pasado 20 de enero y ese mismo día firmó un decreto que designa al Tren de Aragua, una pandilla surgida en una prisión de Venezuela, como grupo terrorista, junto a otras bandas transnacionales y carteles de la región.

A mediados de marzo, Trump invocó la Ley de Enemigos Extranjeros de 1789 para acelerar deportaciones de migrantes que eran supuestamente miembros del Tren de Aragua.

En tanto el 17 de marzo, el Gobierno de EE.UU. deportó a cientos de venezolanos sin condena firme a El Salvador, donde fueron recluidos en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), una megaprisión criticada por diversas organizaciones por el trato que reciben los detenidos. Maduro dijo que las deportaciones eran secuestros.

Pese a que Trump describe a la Venezuela de Maduro como una dictadura que asfixia la disidencia la disidencia, en enero, su gobierno revocó la extensión del Estatus de Protección Temporal (TPS) para miles de venezolanos que buscaron refugio en Estados Unidos precisamente de esa persecución. La medida afectaba a unos 300.000 venezolanos que ya se encuentran en Estados Unidos y que preveían contar con protección frente a las deportaciones hasta al menos el otoño boreal de 2026.

En febrero, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, decidió no otorgar una extensión del TPS a los venezolanos a los que se les concedió el estatus en 2023, por lo que otros cientos de miles lo perderían dos meses después, en abril. Según el Departamento de Seguridad Nacional, más de 600.000 venezolanos tienen o tenían protecciones del TPS, cerca de dos tercios del total de inmigrantes venezolanos en Estados Unidos.

Las medidas del Gobierno han sido impugnadas ante los tribunales y la Corte Suprema permitió en mayo que Trump avance hacia el fin del TPS.

A fines de agosto una corte federal de apelaciones bloqueó los planes del Gobierno de Trump para dejar sin efecto una extensión a las protecciones legales para vivir y trabajar en Estados Unidos. Los jueces del Noveno Circuito concluyeron que los demandantes probablemente tendrían éxito en su argumento de que la secretaria Noem no tenía autoridad para revocar una extensión previa, ya que la ley aprobada por el Congreso no lo permite.

Sin embargo, el revés más reciente lo dio nuevamente la Corte Suprema. El 3 de octubre, el alto tribunal decidió que el Gobierno de Trump puede retirar las protecciones temporales contra la deportación de 300.000 venezolanos.

Tras esta decisión, Adelys Ferro, directora del Venezuelan American Caucus —una organización que ayuda a venezolanos en Estados Unidos—, dijo que hay pocas opciones para el grupo afectado por la Corte, pero que abogados las están explorando.

En paralelo, el Gobierno de Trump ha buscado poner fin al programa de “parole humanitario”, que beneficia a migrantes de Venezuela que se sometieron a la revisión de las autoridades en lugar de intentar ingresar al país ilegalmente, así como de Cuba, Haití y Nicaragua.

El caso también ha sido judicializado y en mayo la Corte Suprema autorizó al Gobierno a poner fin al programa de permanencia temporal. En junio, notificó a beneficiarios que su permiso para vivir y trabajar en Estados Unidos ha sido revocado y que debían abandonar el país, aunque una jueza suspendió en agosto el intento de realizar deportaciones aceleradas a las personas afectadas.

Todas estas acciones del Gobierno de Trump contrastan con una de las últimas medidas tomadas en el último día de su primer mandato, cuando el republicano bloqueó por 18 meses la deportación de venezolanos en Estados Unidos.

El Gobierno de Estados Unidos ha continuado apretando las tuercas sobre las finanzas de Caracas. Washington, que ya contaba con una batería de sanciones sectoriales sobre Venezuela, anunció en marzo que impondría aranceles del 25 % a cualquier país que compre petróleo al Gobierno de Maduro. La medida fue presentada por la Casa Blanca en parte como una forma de castigo por la falta de voluntad del chavismo de aceptar a migrantes deportados.

El Gobierno de Trump también ha usado como presión la licencia que permite a la petrolera estadounidense Chevron operar en el país sudamericano. En marzo, la Casa Blanca puso fin al permiso y le dio 30 días para cesar sus actividades, y semanas después anunció una extensión. En julio, en medio de un intercambio de prisioneros entre ambos países, Maduro confirmó que la empresa recibió una licencia para seguir operando.

La venta de petróleo a Chevrón se inició en 2022, durante la presidencia de Joe Biden, y desde entonces se ha convertido en un salvavidas financiero –especialmente por el acceso a divisas– para Venezuela, un país petrolero cuya producción ha mermado en las últimas décadas. Trump llamó a Biden “corrupto” por celebrar este acuerdo y amenazó con terminarlo, pero al momento sigue en pie, no importa cuántos destructores estadounidenses rompan las olas en el Caribe.

En julio, el Departamento del Tesoro designó como una organización terrorista al llamado Cartel de los Soles, un presunto grupo criminal que, según Washington, ha corrompido las altas esferas políticas, militares y judiciales en Venezuela desde hace más de dos décadas para enviar drogas a Estados Unidos. Líderes chavistas han señalado que el Cartel de los Soles es “un invento” de las autoridades estadounidenses.

El Gobierno de Trump anunció en agosto que duplicaría a US$ 50 millones la recompensa por información que conduzca al arresto de Maduro, a quien acusó de ser “uno de los narcotraficantes más grandes del mundo y una amenaza para nuestra seguridad nacional”. El canciller venezolano, Yván Gil, calificó la oferta como patética y ridícula.

Fue precisamente durante el primer Gobierno de Trump cuando se impuso la primera recompensa por la captura de Maduro, aunque ese momento era de US$ 15 millones y Biden la subió posteriormente a US$ 25 millones.

Días después aumentar la recompensa a su nivel actual, la secretaria de Justicia de Estados Unidos, Pam Bondi, aseguró que Washington había confiscado más de US$ 700 millones en activos a Maduro, sin precisar la fecha de las incautaciones. “Esto es crimen organizado, no es diferente a la mafia”, dijo en entrevista con Fox News. Maduro minimizó el anuncio y su Gobierno rechazó la acusación de tráfico de drogas. En un comunicado, señalaron que EE.UU. recurría a “amenazas y difamación”.

A mediados de agosto, EE.UU. confirmó sus planes para desplegar más de 4.000 infantes de Marina y marineros en las aguas que rodean América Latina y el Caribe como parte de una iniciativa para combatir los cárteles de la droga, una demostración de fuerza que proporciona a Trump opciones militares en caso de que desee actuar contra los grupos a los que ha designado como terroristas, tal como el Tren de Aragua o el Cartel de los Soles.

EE.UU. no solo se ha quedado en el despliegue militar, sino que ha hecho ataques en aguas cercanas a las costas venezolanas.

Desde inicios de septiembre hasta este jueves, EE.UU. ha llevado a cabo seis ataques contra embarcaciones en el Caribe que, según Washington, transportaban droga.

Los ataques han dejado decenas de muertos. Maduro, por su parte, los ha calificado como “ejecuciones seriales” y pidió a la ONU investigar el asunto. El ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino, consideró que se trata de “una guerra no declarada” y la Cancillería denuncia la “amenaza militar” de Washington.

El despliegue naval es el más grande realizado por Estados Unidos en la región desde la invasión de Panamá en 1989, y las operaciones contra embarcaciones en el Caribe han atizado los fantasmas de una posible intervención militar en Venezuela.

Aunque la escalada es claramente mayor ahora, Trump ya había jugado esta carta en su primera presidencia: en 2019 el presidente dijo que el uso de fuerza militar en Venezuela “estaba sobre la mesa” en medio de la crisis política en el país desatada entre Maduro y Juan Guaidó, autoproclamando presidente interino de Venezuela y reconocido por Washington.

Trump dijo este miércoles que autorizó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) a operar dentro de Venezuela para frenar los flujos de inmigrantes indocumentados y el tráfico de drogas provenientes de ese país sudamericano, pero no precisó si la agencia tendría autoridad para ir contra el presidente Maduro.

Estas declaraciones constituyen la explicación más extensa de Trump sobre su decisión de ampliar la autoridad de la CIA para ejecutar operaciones letales y llevar a cabo acciones encubiertas en la región.

Según fuentes gubernamentales, Trump actualizó las atribuciones de la CIA aproximadamente al mismo tiempo que firmó una directriz secreta ordenando a las fuerzas armadas atacar a cárteles de drogas latinoamericanos a principios de este verano.

El presidente de EE.UU. vinculó la autorización a sus esfuerzos para combatir el contrabando de drogas.

“Tenemos muchas drogas que llegan desde Venezuela, y muchas de ellas ingresan por mar, así que puedes ver eso, pero también vamos a detenerlas por tierra”, dijo Trump en la Oficina Oval.

Sin afirmar que su objetivo era derrocar a Maduro, Trump señaló que percibía presión sobre los líderes venezolanos.

“Creo que Venezuela está sintiendo presión. Pero creo que muchos otros países también están sintiendo presión. No vamos a permitir que este país, nuestro país, sea arruinado porque otros quieran enviar, como dices, a lo peor de los suyos”, dijo, refiriéndose a su falsa afirmación de que varios países vaciaron sus prisiones e instituciones mentales para enviar personas a Estados Unidos.

Horas después, Maduro respondió al anuncio de Trump sobre la autorización para que la CIA opere dentro de Venezuela.

En un acto público desde Caracas, Maduro denunció lo que calificó como “golpes de Estado orquestados por la CIA” y rechazó cualquier intento de intervención extranjera en la región.

“No al cambio de régimen… no a los golpes de Estado dados por la CIA… América Latina no los quiere, no los necesita y los repudia”, dijo el mandatario venezolano en respuesta a lo anunciado por Trump.

Además, Maduro hizo un llamado a evitar una guerra. “Decirle al pueblo de Estados Unidos: No a la guerra. No queremos una guerra en el Caribe ni en Sudamérica”.

CNN solicitó comentarios al Departamento de Estado de EE.UU. sobre las declaraciones de Maduro y espera respuesta.

The-CNN-Wire
™ & © 2025 Cable News Network, Inc., a Warner Bros. Discovery Company. All rights reserved.

Article Topic Follows: CNN - Spanish

Jump to comments ↓

CNN Newsource

BE PART OF THE CONVERSATION

KION 46 is committed to providing a forum for civil and constructive conversation.

Please keep your comments respectful and relevant. You can review our Community Guidelines by clicking here

If you would like to share a story idea, please submit it here.

Skip to content