Obamacare vuelve a ser el eje de un enfrentamiento político en EE.UU.
Análisis por Stephen Collinson, CNN
La prueba de que una ley cambia una nación es cuando sigue siendo un elemento central de la vida estadounidense y de encarnizadas luchas políticas en Washington mucho después de que el presidente responsable dejó el cargo.
El New Deal de Franklin Roosevelt todavía sostiene a millones de ciudadanos cada día 90 años después de que firmó la Ley de Seguridad Social.
La Ley de Derecho al Voto de Lyndon Johnson sigue vigente, a pesar de las decisiones de la Corte Suprema que debilitaron sus protecciones para los votantes minoritarios. Seis décadas después de su aprobación, la norma sigue siendo un foco de controversias políticas.
En los 15 años transcurridos desde que Barack Obama promulgó la Ley de Atención Médica Asequible (ACA, por sus siglas en inglés), los republicanos han intentado derogarla, invalidarla, desfinanciarla y lograr que la Corte Suprema la anule.
Sin embargo, la ley ha demostrado ser notablemente indestructible y su popularidad no ha hecho más que crecer a medida que se ha arraigado más en la vida estadounidense. Pero si los republicanos logran eliminar algunos subsidios de la ACA, podrían empezar a sofocar la ley.
Ahora, Obamacare está nuevamente en el centro de una amarga batalla en Washington, mientras los demócratas buscan aprovechar el cierre del Gobierno para asegurar la extensión de los subsidios a la atención médica y evitar que las primas bajo el plan se disparen.
Esperan extender los subsidios promulgados originalmente por la administración Biden durante la legislación de rescate por la covid-19, que luego fueron prorrogados nuevamente y que expiran a finales de año.
De no hacerlo, las primas podrían aumentar un 75 % en promedio, según KFF, un grupo independiente de investigación en políticas sanitarias.
Obamacare es una de las mejores o únicas maneras de que los estadounidenses que no tienen seguro médico privado a través de sus empleadores o que trabajan por cuenta propia puedan obtener planes.
Los subsidios contribuyeron a que el programa fuera más popular que nunca. El año pasado contaba con aproximadamente 24 millones de asegurados.
Un enorme aumento en las primas, que se hará evidente en las próximas semanas a medida que los clientes de Obamacare busquen volver a inscribirse, podría hacer que la atención médica sea inasequible y causar dificultades extremas a muchos estadounidenses, como ha informado ampliamente Tami Luhby de CNN.
Su difícil situación les brinda a los demócratas la oportunidad de plantear un argumento más amplio.
Conectan el cierre provocado por los subsidios del Obamacare con su narrativa más amplia de que Trump —especialmente con su ley de política interna, “la gran y hermosa ley”, que recortó los fondos federales para Medicaid— les quitó la atención médica a los ciudadanos necesitados para financiar recortes de impuestos a sus compinches multimillonarios.
“No puedo quedarme de brazos cruzados y permitir que decenas de miles de personas en este país mueran para que Trump y los republicanos otorguen un billón de dólares en exenciones fiscales al 1 % más rico”, declaró esta semana a Kaitlan Collins de CNN el senador independiente de Vermont, Bernie Sanders, quien participa en el caucus demócrata. “Es una locura. Es inaceptable. No podemos permitir que eso suceda”.
Este argumento estará en el centro de las elecciones de mitad de período del próximo año, cuando los demócratas esperan recuperar la Cámara de Representantes y producir el tipo de freno a la implacable presidencia de Trump que incluso una victoria improbable en el drama del cierre gubernamental difícilmente podría proporcionar.
El inicio de las inscripciones para Obamacare, en noviembre en algunos estados, es una de las razones por las que algunos demócratas creen que el terreno político en torno al cierre podría inclinarse más a su favor cuanto más se prolongue.
Desde que el cierre del Gobierno entró en vigor la noche del martes, los republicanos han indicado que no quieren librar la disputa política en el terreno que prefieren los demócratas.
La Casa Blanca y el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, han argumentado repetidamente que los demócratas quieren extender los beneficios de salud para poder otorgarlos a los inmigrantes indocumentados. De esta manera, intentan refractar la disputa a través del garrote político más poderoso de Trump: la inmigración.
“Han decidido que prefieren dar beneficios financiados por los contribuyentes a los inmigrantes indocumentados antes que mantener las puertas abiertas para el pueblo estadounidense, brindar servicios vitales, servicios para veteranos, atención médica y nutrición para mujeres, bebés y niños”, declaró Johnson el jueves. “Prefieren no pagar a las tropas, a los agentes de la TSA ni a los agentes de la Patrulla Fronteriza”.
Al igual que los argumentos demócratas sobre la atención médica, los comentarios de Johnson no cuentan la historia completa, pero son emotivos y ofrecen a los partidarios republicanos y a los medios conservadores una manera de llegar a sus votantes de base más comprometidos.
Sin embargo, los inmigrantes indocumentados nunca han sido elegibles para los subsidios del Obamacare, y la “gran y hermosa ley” de los republicanos restringió la elegibilidad de ciertos inmigrantes legales.
Los demócratas quieren revertir algunas disposiciones de esa ley emblemática de Trump, pero en relación con la reducción de beneficios para los inmigrantes legales.
Los republicanos están reaccionando con el mismo argumento que les ha fallado antes con Obamacare, insistiendo en que la ley simplemente no funciona.
El líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, Steve Scalise, declaró el jueves que los propios demócratas causaron el aumento de las primas al aprobarla. “Obamacare es la ley de salud del país y está provocando primas más altas para las familias”, declaró el republicano de Louisiana.
Pero los demócratas parecen confiar en que Obamacare volverá a ejercer su influencia política a su favor. Hay encuestas que respaldan su argumento.
Un sondeo del Washington Post publicado el miércoles mostró que los votantes culpan a Trump y al Partido Republicano por el cierre del Gobierno con una proporción de 17 puntos.
También indicó que la mayoría de los estadounidenses coincide con la postura demócrata sobre los subsidios de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA). El 71 % de los estadounidenses opina que los subsidios federales al seguro médico deberían extenderse, mientras que el 29 % opina que deberían finalizar en 2026, según lo previsto.
Si bien el 80 % de los independientes desea que se mantengan los subsidios, solo el 38 % de los republicanos lo apoya.
Los republicanos podrían estar en una posición política más segura si hubieran ofrecido una alternativa más viable a la Ley de Atención Médica Asequible.
Trump, a lo largo de sus dos mandatos, ha criticado con frecuencia la famosa negativa del difunto senador republicano John McCain, que impidió que el Senado republicano derogara Obamacare en 2017. A pesar de sus promesas características de brindar a los estadounidenses la mejor atención médica posible, nunca las ha cumplido.
Pero los republicanos pueden leer las encuestas, y la impopularidad de posiblemente dejar a millones de estadounidenses sin beneficios de salud —incluyendo a muchos en estados republicanos donde Obamacare aún sigue vivo a pesar de los esfuerzos de los gobernadores republicanos por restringirlo— ha llevado a algunos líderes del partido a ofrecer conversaciones sobre atención médica con los demócratas.
Johnson, el líder de la mayoría republicana en el Senado, John Thune, y el vicepresidente J.D. Vance han adoptado esta postura.
El líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, declaró el lunes, tras una reunión en la Casa Blanca, que el presidente estaba dispuesto a extender los subsidios del Obamacare después de que termine este año. “Por su lenguaje corporal y algunas de sus palabras, parecía que no era consciente de las consecuencias”, declaró Schumer a la prensa.
Pero los republicanos advierten que tales conversaciones solo podrán darse cuando se reabra el Gobierno. Eso requeriría que los demócratas renuncien a su única influencia.
Aun así, hay un atisbo de un posible compromiso cuando la postura inicial sobre el cierre se desvanezca.
“Hay consenso en que deberíamos estar dispuestos a negociar una extensión de los subsidios de la Ley de Atención Médica Asequible y una reforma de los mismos”, declaró el senador demócrata de Delaware Chris Coons en CNN News Central el miércoles.
“Los republicanos quieren reformarlos. Los demócratas quieren extenderlos. E insisten, por ahora, en que todos votemos a favor de reabrir el Gobierno, y luego comenzaremos a negociar”. Coons añadió: “Los animo a ser serios y concretos sobre quién negociará, cómo, sobre qué y con qué plazos”.
Sin embargo, existen varias complicaciones. Es poco probable que los demócratas, molestos por la derogación, constitucionalmente cuestionable, de miles de millones de dólares en gastos ya autorizados por el Congreso por parte de Trump, crean al pie de la letra la palabra del presidente de que permitirá conversaciones genuinas.
Si Johnson dependiera de los votos demócratas, correría el riesgo de volver a una situación familiar: con su puesto como presidente de la Cámara en juego debido a su propia y pequeña mayoría.
Y aunque una mayoría bipartidista podría respaldar tal salida, no hay garantía de que los republicanos más radicales se sumen incluso si Trump lo hiciera. Sería difícil convercerlos que aprobaran extender los subsidios promulgados inicialmente bajo la legislación de Biden contra el covid-19. Muchos conservadores que llevan años intentando eliminar Obamacare odiarían votar para salvarlo.
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