“Regresar no es rendirse”: en Little L.A. en Ciudad de México, mexicanos deportados buscan un nuevo comienzo
Por Karen Esquivel, CNN en Español
Un pedacito de Los Ángeles vive en el corazón de Ciudad de México gracias a muchos mexicanos que dejaron atrás el llamado “sueño americano” y ahora buscan un nuevo comienzo en su país. Es Little L.A., un lugar donde dos culturas se mezclan: la mexicana y la estadounidense.
Desde hace años, este barrio ubicado en la colonia Tabacalera —cerca del emblemático Monumento a la Revolución— se ha convertido en el hogar de dreamers, deportados, migrantes y familias binacionales que viven, trabajan, estudian o iniciaron sus propios negocios en la capital mexicana después de abandonar Estados Unidos, el país en el que crecieron, estudiaron, trabajaron o formaron una familia.
Edwin Sánchez es uno de ellos. Decidió regresar a México tras más de 20 años viviendo en Wyoming debido a las limitaciones del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), que no ofrece un camino para la ciudadanía.
Aunque la diferencia entre Little L.A. y cualquier otro barrio de la capital mexicana no es evidente a primera vista, en las calles de la colonia Tabacalera se unen el inglés y español, hay negocios con cárteles bilingües, centros de atención telefónica en donde los retornados pueden aprovechar sus conocimientos de inglés y albergues para quienes vuelven a su país. Ahí también se encuentra New Comienzos, una organización sin fines de lucro que desde 2015 ofrece ayuda a migrantes que regresan a México.
Fue nombrado Little L.A. debido a que muchos migrantes que vivían en California encuentran ciertas similitudes en el Monumento a la Revolución. Les recuerda a una pequeña ciudad, un lugar céntrico, con muchos negocios. “El camino que conecta a Reforma es muy parecido a las altas palmeras que hay en Los Ángeles”, explica a CNN Ana Estrada, directora de voluntarios de New Comienzos.
“Little L.A. es una comunidad resiliente, una comunidad valiente que quiere volver a empezar a pesar de haber perdido todo en un país que consideraban suyo, aunque claramente no lo era, por el simple hecho de que un papel determina su vida entera”, dice Estrada.
“Regresar (a México) no es rendirse, es comenzar de nuevo”, afirma Israel Concha, fundador de New Comienzos, cuyo objetivo es “empoderar” a dreamers, familias binacionales en retorno, migrantes y personas deportadas a través de diferentes servicios como apoyo legal, emocional, vales de comida, certificaciones de inglés y búsqueda de empleo para que quienes regresan a México se sientan acompañados por personas que han atravesado la misma situación.
“Viví en Utah por 15 años, pero tuve que regresar a México por una deportación, aunque mi familia se quedó en Estados Unidos”, señala Carlos Ramírez, quien trabajaba en el sector de la construcción porque le gustaba la remodelación de casas. Ahora, su sueño es apoyar a la comunidad de New Comienzos para que quienes llegan desde EE.UU. tengan mejores oportunidades de trabajar en México.
Un análisis del Instituto de Política Migratoria (MPI, por sus siglas en inglés) señala que las personas deportadas a menudo se enfrentan a un conjunto de retos económicos, sociales y psicosociales como el endeudamiento, la estigmatización, el desarraigo cultural y barreras lingüísticas y agrega que muchos retornados suelen ganarse la vida en la economía informal, algo que no coincide con las destrezas que adquirieron en el extranjero.
De enero a septiembre de este año, Estados Unidos deportó a 112.260 mexicanos. De ellos, 2.595 llegaron a Ciudad de México, todos mayores de edad y solo 308 mujeres, según datos del Centro Nacional de Monitoreo de Movilidad y Migración Internacional (Cenammmi), de la Secretaría de Gobernación.
Daniel Iniesta llegó a Estados Unidos a los 6 años de edad. Vivió en Virginia, Oregón y Utah, pero fue deportado a México en octubre pasado luego de perder el estatus de dreamer. “Hay muchas oportunidades aquí, si eres joven, tienes mucho por vivir, vas a vivir aquí sin miedo, sin ser arrestado porque tienes diferente color de piel. Todos son bienvenidos aquí”.
Mauricio López cuenta en sus redes sociales que en México encontró oportunidades y fijó nuevas metas luego de autodeportarse en 2017 tras perder el DACA. Luego, llegó a territorio mexicano con su familia, obtuvo una certificación en inglés y abrió su propia escuela de enseñanza del idioma, también inició su negocio familiar con un puesto de café.
Ahora busca algo más grande: ser el primer diputado dreamer en México y legislar para la comunidad de deportados.
Ana Estrada, de New Comienzos, explica que algunos de los principales desafíos que enfrentan los mexicanos que regresan al país son la inseguridad y la discriminación.
“En EE.UU. si llegas a sufrir un asalto o algún daño, las autoridades inician una investigación, aunque no seas ciudadano, pero en México lamentablemente muchos de ellos corren peligro, las leyes son muy diferentes. Otra barrera es la discriminación, el racismo de su propia gente porque los escuchan hablar inglés, porque se visten diferente o porque tienen tatuajes”, dice.
“Ser deportado te obliga a repensar el significado de la vida. ¿Qué voy a hacer? Es un mundo nuevo, te conviertes en una nueva persona, reinvéntate. Estás aprendiendo a adaptarte. Es una crisis existencial”, afirma Miguel Solis, quien fue deportado tras formar una vida en Estados Unidos.
En medio de las deportaciones prometidas por Trump, el Gobierno de México implementó el programa “México te abraza” que busca asegurar una repatriación digna y segura para connacionales que regresaban de Estados Unidos y contemplaba programas para la reintegración de los connacionales, incluido apoyo económico, atención médica, oferta de empleo y de acceso a la vivienda.
Sin embargo, el análisis del MPI subraya que los programas de reintegración en México y Centroamérica están centrados en lo económico en lugar de priorizar “la estabilidad social y el bienestar psicosocial que necesitan para considerar su arraigo y renunciar a futuros intentos de migración”.
Bajo la filosofía de que “ningún regreso debería vivirse con miedo, soledad o indiferencia, especialmente en los tiempos actuales”, New Comienzos inició el proyecto “Dream in Mexico”, que consiste en entregar a los retornados una caja con información bilingüe, apoyo legal y emocional en México, así como recursos de empleo y educación y 60 días de acompañamiento sobre cómo funciona el sistema en México.
A pesar de los desafíos y la incertidumbre que enfrentaron al regresar, muchos mexicanos retornados han encontrado en su país natal una oportunidad para reinventarse y construir un nuevo comienzo. Sus historias son testimonio de resiliencia y esperanza, y recuerdan que, incluso en medio de la adversidad, es posible forjar un futuro distinto.
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