Se conocieron por casualidad en Costa Rica. Se enamoraron y ahora dirigen un estudio de bienestar en Barcelona
Por Sofia Barruti, CNN en Español
Hasta hace pocos años, la vida de Juliet Levine, de 33 años, transcurría entre corporaciones norteamericanas, deadlines y formalidades. Desde Chicago, como brand manager en The Kraft Heinz Company, manejó marcas como Classico, Stove Top, Bitten y Devour, participando en campañas de alto impacto, incluida una para el Super Bowl.
Paralelamente, llevaba más de 12 años practicando yoga de manera amateur y exploraba “sanación sonora” (sound healing) también como actividad personal, sin relación directa con su trabajo corporativo. Corría el 2021 y Juliet aprovechó los beneficios del trabajo remoto y decidió trasladarse temporalmente a Costa Rica, buscando surf, yoga y una rutina más cercana al presente. Fue allí donde conoció a Marvyn Halfon, un francés que exploraba proyectos de música, arte y tecnología.
“Nos cruzamos porque yo estaba haciendo yoga y él pasaba por ahí”, recuerda Juliet. “Luego vino a hablarme y terminamos conversando durante horas”. Su conexión fue inmediata y profunda. Pasaron varios días juntos antes de que él tuviese que regresar a Barcelona. En el aeropuerto, la despedida fue intensa: luego de varios días juntos, ambos lloraban, y Juliet aún no tenía un plan concreto para volverse a ver. Si bien su idea original era seguir viajando por Centroamérica, disfrutando de la libertad que le ofrecía la virtualidad, Marvyn cambió sus planes.
“Fue un momento extremadamente desafiante para ambos, pero dentro de toda esa incertidumbre apareció una luz: conocernos. Ese encuentro se convirtió en un punto de apoyo, una especie de respiro dentro del desorden global”, dice él.
Antes de regresar, él la invitó a quedarse en su casa unas semanas en Barcelona. Esa primera estancia fue breve, pero suficiente para que ambos empezaran a imaginar una vida juntos.
La vida de Marvyn en Barcelona era “acelerada y fragmentada”, según cuenta, con muchos proyectos ocurriendo al mismo tiempo en distintos países. “Vivía en un constante movimiento entre ideas, colaboraciones y viajes, buscando un sentido más profundo a todo lo que hacía”, dice.
Las primeras semanas en Barcelona fueron una continuación de lo habían vivido en Costa Rica: días llenos de inspiración, conversaciones profundas y momentos de conexión genuina. Pero el contexto era distinto. Ahora se encontraban en una gran ciudad, en el entorno de él, mientras Juliet intentaba integrarse poco a poco. No todos los días fueron fáciles; hubo altibajos y dudas naturales, cuentan, pero confiaron en que las cosas saldrían bien. En un principio, Juliet planeaba quedarse solo por el verano, pero su amor por Marvyn hizo que su estadía se extendiera y fue ahí cuando llegó la propuesta; para quedarse como estadounidense necesitaba de una visa y Marvyn no dudó en convertirse en su pareja de hecho, unión legal reconocida en España entre dos personas que conviven de manera estable sin estar casadas.
Aunque las bondades del trabajo remoto le permitieron a Juliet residir en España al tiempo que trabajaba para Chicago, ella sabía que llegaría la fecha en la que tendría que volver a la oficina. Ya instalada en Barcelona, durante el 2022, la pandemia había terminado y los trabajos tomaban otras formas. Fue entonces cuando la compañía para la que trabajaba adoptó la modalidad híbrida de manera obligatoria y Juliet tenía que decidir entre volver a Chicago o quedarse en Barcelona y comenzar su proyecto propio.
A pesar de tener una buena relación profesional con quien era su jefe en ese momento, Juliet empezó a cuestionar su rutina corporativa y reemergió su deseo más profundo: montar su propio negocio. Cuando a Juliet le informaron que la modalidad laboral cambiaría y tendría que volver a la oficina, decidió que era el momento de dejar atrás Chicago y dar vuelta la página hacia su propio proyecto. Marvyn, por su parte, ya tenía experiencia emprendedora, y juntos comenzaron a pensar en ideas que combinaran sus habilidades: marketing, storytelling, música, arte digital y experiencias inmersivas.
El momento decisivo para Sabda llegó cuando regresaron a Costa Rica, esta vez de vacaciones y juntos. “Estábamos en una ceremonia de luna llena y durante la cena nos dimos cuenta de que los espacios de wellness existentes podían mejorar en sonido y experiencia. Y ahí surgió la idea: ¿y si combinamos sound healing con pilates usando herramientas inmersivas?”, explica Juliet.
Sin embargo, el desafío comenzó cuando se dispusieron a hacer algo disruptivo: no habían visto espacios inmersivos aplicados al bienestar de manera integrada. “En ese momento no teníamos realmente referencias claras. Queríamos crear un espacio inmersivo que integrara el bienestar como eje central, y eso prácticamente no existía. Habíamos visto espacios en Tokio o Londres centrados en grandes exposiciones de arte digital, pero nada que uniera lo sensorial, lo científico y lo terapéutico. Nuestra intención fue fusionar la esencia de un estudio de bienestar —su calma y energía de arraigo— con el enfoque futurista y basado en la ciencia de los espacios inmersivos. Así nació la idea de Sabda: un punto de encuentro entre tecnología, arte y conciencia”, detalla Marvyn.
De vuelta en Barcelona, empezaron a dar forma a este proyecto, que ofrece desde yoga bajo la luna, pilates en playas virtuales hasta meditación con paisajes que cambian en tiempo real. “Queríamos llevar el bienestar más allá de una sala o un ejercicio”, dice Juliet. “Convertirlo en una experiencia multisensorial que conecte cuerpo, mente y tecnología”.
Para Juliet, ir de Estados Unidos a España fue un cambio profundo. Siempre dice que en Barcelona el tiempo “respira distinto”. “A diferencia de Estados Unidos, logré apreciar un ritmo de vida más humano, donde el trabajo y el placer se mezclan, donde las conversaciones son tan importantes como los resultados”, cuenta. Esa transición, aunque desafiante al principio, le permitió reconectarse con su creatividad y adaptar una forma más equilibrada de vivir y trabajar.
“Aunque como emprendedora siempre estoy activa, la cultura es más cálida, más humana. He conocido gente muy interesante, de muchos países, y eso me nutre muchísimo. Además, siempre quise vivir en otro lugar, aprender otro idioma y construir algo propio antes de cumplir 30”.
Hoy, su estudio refleja esa visión: un proyecto nacido de un cambio de vida, de la conexión personal y del deseo de usar la tecnología para potenciar la experiencia humana. Para Juliet, la historia no es solo sobre amor o reinvención profesional, sino sobre elegir un ritmo propio y vivir con propósito.
“Antes de construir este proyecto, nos enamoramos. Sabda nació del amor, no solo de una idea o un plan de negocios. Es una combinación de visión compartida y afecto genuino, de dos personas que creen que la tecnología, el arte y el bienestar pueden coexistir para crear algo con alma. Más allá de la innovación o la estética, es nuestro proyecto de vida: algo que nos da sentido y propósito cada día”.
The-CNN-Wire
™ & © 2025 Cable News Network, Inc., a Warner Bros. Discovery Company. All rights reserved.