América Latina, ¿nuevo paraíso cripto? Razones y fortalezas de un fenómeno que crece
Por Emiliano Giménez, CNN en Español
Más transacciones, más volumen de intercambio, nuevos usuarios y la necesidad de pelear contra la inestabilidad de una región se anotan entre los hechos más destacados del avance del mercado de las criptomonedas en América Latina.
Estos activos virtuales han ganado fama por su volatilidad, pero también resultan oportunidades de inversiones altamente rentables en contextos de restricciones y fases críticas de los programas económicos, algo habitual en algunos países del continente.
Los datos hablan por sí solos: de acuerdo con el último informe de Chainalysis, empresa dedicada al registro y análisis de blockchain, América Latina se ha convertido en una de las regiones más intensas del mundo en este mercado.
En solo tres años, el volumen de transacciones en estas monedas alcanzó casi US$ 1,5 billones. Sucedió entre julio de 2022 y junio de 2025, con un crecimiento sostenido marcó un récord de US$ 87.000 millones en transacciones durante diciembre de 2024.
Para tomar dimensión de este aumento, a mediados de 2022 las operaciones totalizaron US$ 20.800 millones, lo que arroja un incremento en los valores mensuales de casi US$ 67.000 millones en menos de un lustro. Según un reporte de la billetera Lemon Cash, Latinoamérica ha sido la segunda región de mayor crecimiento de volumen cripto recibido en 2024, con un aumento del 42% interanual, solo superada por África subsahariana.
La expansión fue liderada hasta ahora por Brasil, la segunda economía más grande de América. Se lleva casi un tercio del total del intercambio cripto en esta parte del mundo. En el último año, su volumen de operaciones creció un 109,9%. Y entre junio de 2022 y julio de 2025, llegó a los US$ 318.800 millones en valor cripto recibido.
Apalancado en su inestabilidad cambiaria y su histórica tendencia a la inflación, Argentina aparece como el segundo mercado de mayor crecimiento en el último trienio, superando a economías más grandes como México. Alcanzó los US$ 93.900 millones en transacciones de criptomonedas, mientras que, en el país norteamericano, que ocupó el tercer puesto, se operaron US$ 71.200 millones en el mismo período, siempre según Chainalysis.
Más atrás quedaron países como Venezuela (US$ 44.600 millones), Colombia (US$ 44.200 millones) y Perú (US$ 28.800 millones).
El Salvador no aparece entre los principales motores de este fenómeno, a pesar del impulso que le ha dado a la economía digital su presidente, Nayib Bukele, que ha hecho de la promoción del Bitcoin una marca identitaria de su imagen global. Sin embargo, solo se han operado US$ 3.500 millones entre 2022 y 2025 en ese país. Jaime Merino es CEO de Bitwisesv y educador en Blockchain e IA en El Salvador, además de un reconocido trader. Y observa que su país “fue pionero al hacer del Bitcoin su moneda legal, pero la adopción real toma tiempo. No se trata solo de tener una ley, sino de que la gente use el Bitcoin todos los días. Falta educación, más casos de uso y herramientas más fáciles para el comercio y las remesas. Somos un país pequeño, por eso el volumen es menor, pero tenemos la ventaja de estar construyendo el modelo regulatorio que otros países van a seguir después”.
Chainalysis asegura que el auge del uso de criptomonedas es global, pero en la región obedece también a factores como una inflación persistente en ciertos países, la volatilidad de las monedas locales y las restricciones o controles de capitales que existen en algunos mercados.
Gonzalo Patri, Investment Analyst en Buen Bit, agrega un factor importante en el contexto de las economías latinoamericanas: la informalidad. “El mercado informal es la razón principal de este crecimiento. El movimiento de divisas, el pago de salarios informales, la compra-venta de activos, todas esas transacciones hacen que haya un incremento de este mercado. Porque acá no hay una regulación como la hay con los activos tradicionales”, asegura y encuentra en la dificultad que existe en la región para acceder al mercado de capitales otra razón válida para explicar el auge de las criptos.
Para Iván Scherman, CEO y CIO de SciTech Investments, “el crecimiento del uso de criptos en América Latina tiene varias capas, pero la más visible fue la expectativa de enriquecimiento rápido. Durante años hubo una campaña publicitaria global, muy bien orquestada, que vendía la idea de que con las criptos uno podía volverse millonario sin entender demasiado, solo por ‘entrar a tiempo’, y con la promesa de que el horizonte de las criptos es siempre alcista. Y claro, en una región como la nuestra, donde la inflación erosiona el ahorro, donde las oportunidades de progreso real escasean, este mensaje impactó en el público”.
Maximiliano Raimondi, CFO en Lemon, asevera que “la región es única, pero no homogénea: cada país tiene su propia cultura, regulación y desafío que resolver. En Perú, por ejemplo, donde nos expandimos el año pasado, la economía es más estable que la argentina, pero el sistema financiero era cerrado y poco interoperable. Cuando se habilitó la conexión entre bancos y billeteras, nos integramos con el sistema tradicional y en un año superamos el millón de usuarios. En Argentina, la adopción nació más de la urgencia. Mientras a nivel global el sector atravesaba un período bajista del mercado y una caída de inversión (venture capital), el país siguió creciendo en adopción crypto minorista”.
En ese sentido, Alan Zuchovicki, director de finbez.com, apunta que en Argentina las criptos son una oportunidad frente a las reiteradas restricciones cambiarias. “Es un mercado muy difícil de encepar, por lo tanto, podés evitar un montón de trabas y por eso en Argentina las criptos tienen tanta adopción”, explica.
Como dice Jonatan Loidi, CEO de Grupo SET, “la cripto termina siendo un refugio en países inestables, por un lado, para escaparse del sistema y por el otro, para resguardarse de la alta inestabilidad de las monedas locales y de las inversiones que implican altos impuestos. Eso hace que la gente busque alternativas”.
Por supuesto que este viraje precoz de activos tradicionales al mundo de las criptomonedas tiene sus costos y presenta desafíos y nuevas posibilidades a futuro.
La alta volatilidad de algunas de estas monedas genera todavía recelos en algunos inversores que ven todo esto más como una amenaza antes que una chance cierta de generar riqueza. Sin embargo, el mismo sistema está generando los anticuerpos para combatir ese virus de la inconstancia. De acuerdo con datos de la billetera virtual Vesseo, en países como Argentina más del 60% de las transacciones con criptomonedas ya se hace mediante stablecoins, activos estables de paridad 1 a 1 con el dólar o el euro, lo que los hace confiables para empresas e inversores.
Para Merino “esto va a cambiar la economía latinoamericana por completo. Por un lado, empodera a la gente, porque puede ahorrar, invertir o enviar dinero sin pedirle permiso a un banco. Pero también obliga a los gobiernos y a los bancos a modernizarse. Si se maneja bien, puede atraer inversión, empleo y desarrollo tecnológico. Es un cambio grande, pero inevitable. Estamos en el punto de no retorno”.
Iván Scherman advierte un peligro: “Todo va a depender de la transición. Si se hace sin educación, sin regulación y sin gestión del riesgo, el resultado puede ser más inestabilidad, no menos. Pero si se integra con criterio, puede ser un catalizador de eficiencia y competencia. El riesgo es confundir innovación con anarquía. Un mercado sin reglas, sin control y sin métricas termina generando nuevas crisis, no soluciones. Y ahí está el punto: la tecnología no reemplaza la gestión ni la diversificación”.
Para Gonzalo Patri “es una gran pregunta la del impacto que puede tener este cambio en la economía”. Según su visión el crecimiento del mercado cripto no significa automáticamente un beneficio para la economía real. Siempre según Patri, el traspaso de activos tradicionales al mundo virtual no se hace para implementarlos en la economía diaria, sino para ganar una tasa o como moneda de resguardo, pero no impactan positivamente en la actividad formal.
Desde Lemon, apuntan que “el impacto es estructural. La migración hacia el ecosistema crypto impulsa mayor eficiencia, con transferencias y pagos más rápidos y baratos; más inclusión financiera, al permitir que millones accedan a crédito, ahorro e inversión global desde un celular; y mayor integración regional, gracias a la interoperabilidad entre monedas digitales y nuevas infraestructuras financieras abiertas”.
Mientras que Jonatan Loidi, concluye que “a futuro, empieza a verse una confianza hacia las monedas criptos, sobre todos las dos o tres más importantes. Las empresas también se encuentran ante la necesidad de diversificar y tener algunos activos en cripto como refugio de valor. Y los inversores particulares también se ven atraídos, porque les permite invertir en algo que hoy es bastante estable, que registra un incremento de valor sostenido en el tiempo y no paga impuestos”.
El desafío está planteado. El auge de las criptos en esta región avanza sin demoras mientras su inserción en la economía real todavía es una incógnita.
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Con la colaboración de Manuel Fossati, de CNN Español