Eligen a pocas mujeres legisladoras en las primeras elecciones parlamentarias de Siria tras la destitución de Bashar al-Assad
Por Eyad Kourdi y Nadeen Ebrahim, CNN
Solo siete mujeres resultaron electas en las primeras elecciones celebradas en Siria desde la destitución de Bashar al-Assad, en unos comicios parlamentarios indirectos marcados por preocupaciones sobre la representación de las minorías y la tolerancia del Gobierno hacia una democracia plena.
Las autoridades establecieron un objetivo del 20 % para la representación femenina en los órganos electorales como una forma de asegurar que las mujeres tuvieran voz en el nuevo Gobierno, liderado por el presidente Ahmad al-Sharaa, un exyihadista.
Pero en varios distritos grandes, incluidos Alepo, la capital Damasco y su periferia, así como Daraa e Idlib, no se reportaron mujeres ganadoras en los primeros conteos del lunes entre los 119 ganadores declarados.
Menos de 10.000 personas, en un país con casi 25 millones de habitantes, votaron como miembros de colegios electorales seleccionados a dedo en representación de sus regiones.
Según las reglas transitorias –que surgieron tras la destitución del presidente Bashar al-Assad el año pasado–, dos tercios de los representantes en la legislatura de 210 escaños son elegidos por los órganos electorales locales y un tercio es designado por el presidente.
Una de las tareas clave del parlamento será redactar una nueva constitución para el país y preparar elecciones públicas directas para el próximo período.
Con una fracción tan pequeña de la cuota femenina cubierta, crecen las expectativas de que el tercio designado por el presidente pueda ser usado para aumentar la proporción general de legisladoras.
“Pocas mujeres han sido elegidas, lo que significa que Sharaa podría sentirse obligado a nombrar a varias entre los 70 miembros parlamentarios que selecciona directamente. Damasco y Alepo aún no han anunciado a sus ganadores”, dijo en X el observador de Siria, Joshua Landis.
Las elecciones marcan las primeras de su tipo desde que al-Sharaa asumió el poder.
Antes conocido por su nombre de guerra yihadista Ahmad al-Jolani, Sharaa llegó al poder después de que Assad fuera derrocado en una sangrienta lucha opositora que tumbó su régimen en diciembre. Sharaa fue en su momento líder de Tahrir Al-Sham (HTS, por sus siglas en inglés), un grupo formado a partir de una exfilial de al Qaeda, pero desde entonces ha prometido reformas e incluir a otras facciones en el Gobierno.
La votación del domingo fue indirecta, no de sufragio universal; es decir, solo un puñado de personas pudo emitir su voto. Entre 6.000 y 7.000 votantes fueron seleccionados por el Gobierno de Sharaa.
El número de votantes, ínfimo frente a la población del país, generó preocupación sobre la capacidad de Siria para transitar hacia una democracia bajo el mandato de al-Sharaa, que, según críticos, excluye e incluso persigue a las minorías.
Las autoridades del país dicen que “la realidad en Siria no permite elecciones tradicionales (directas)”, según el sitio web oficial del Comité Superior para las Elecciones de la Asamblea del Pueblo.
“Hay millones de personas desplazadas interna y externamente, falta de documentos oficiales, vacíos en el marco legal y temores justificados de que resurjan las herramientas del antiguo régimen bajo nuevos nombres”, expresaron las autoridades.
Mientras supervisaba el proceso de votación en el centro electoral de la Biblioteca Nacional en Damasco, al-Sharaa describió la elección como “un momento histórico para los sirios”, diciendo que el país había logrado, en solo unos meses, organizar un proceso electoral “acorde a las realidades de esta etapa”.
“Este momento es crucial para todos los sirios. Es hora de reconstruir nuestra nación juntos”, dijo al-Sharaa.
Agregó que muchas leyes suspendidas “requieren un parlamento en funcionamiento para avanzar en el proceso de reconstrucción y desarrollo”.
No todas las provincias participaron en las elecciones. La votación en la mayor parte de Raqqa y Hasakah fue pospuesta debido a lo que las autoridades describieron como “desafíos de seguridad y logísticos”. Todos los distritos electorales de la provincia de Suwayda, que fue escenario de mortales enfrentamientos sectarios este año, permanecerán vacantes hasta que se cumplan “condiciones apropiadas”.
Raqqa y Hasakah siguen bajo el control de las fuerzas kurdas YPG, mientras que Suwayda está dominada por facciones drusas leales al clérigo Hikmat al-Hijri. Las tres áreas están fuera del control del Gobierno central.
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