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Críticos señalan que protestas contra la gentrificación en México son xenófobas. Activistas dicen defender un derecho humano

Por Michael Rios y Rocío Muñoz-Ledo, CNN

Un grafiti que decía “Fuera de México” en la ventana de una tienda era todavía visible en el momento en que manifestantes rompían a patadas el cristal. En una pared de la Ciudad de México se podía leer “Kill a gringo” (mata a un gringo), mientras varias personas llevaban pancartas en las que pedían a los extranjeros: “Dejen de robarse nuestro hogar”.

Estas fueron algunas de las escenas más impactantes de la gran protesta que se llevó a cabo la semana pasada contra la gentrificación y el aumento del costo de vida en la capital, un fenómeno que algunos han atribuido a una afluencia de extranjeros de Estados Unidos y Europa.

Aunque la manifestación fue en su mayoría pacífica y reflejó el creciente enojo por la desigualdad en la capital mexicana, aquellos que vandalizaron tiendas en los barrios más acaudalados de la ciudad y usaron un lenguaje antiinmigrante fueron señalados como xenófobos por la presidenta de México, Claudia Sheinbaum.

“No al racismo, no al clasismo, no a la xenofobia, no al machismo, no a la discriminación. Todas y todos los seres humanos somos iguales y no podemos tratar a nadie como menos”, dijo Sheinbaum en una conferencia de prensa este lunes.

El Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU., que está llevando a cabo una ofensiva contra la inmigración en Estados Unidos, reaccionó ante las protestas del viernes con una irónica publicación en X: “Si estás en Estados Unidos de manera ilegal y deseas unirte a la próxima protesta en Ciudad de México, usa la app CBP Home para facilitar tu salida”.

Las manifestaciones en la Ciudad de México reflejan protestas que han surgido en ciudades como Barcelona y París contra el aumento desmedido del costo de vida, que se ha atribuido al turismo masivo, los alquileres temporales y la llegada de personas y negocios con mayor poder adquisitivo.

Frente Anti Gentrificación Mx, uno de los colectivos que ayudó a organizar la protesta el viernes, describió la gentrificación en sus redes sociales con una nueva forma de colonización en la que “el estado, las instituciones y las empresas, tanto extranjeras como locales, brindan un trato diferencial a quienes tienen mayor poder adquisitivo”.

Los activistas contra la gentrificación aseguran que miles de personas en la capital mexicana han sido desplazadas de sus hogares en los últimos años a medida que turistas y trabajadores remotos, muchos de los cuales se cree que son estadounidenses, se apoderan de barrios populares como Roma y Condesa.

Sin embargo, una vocera del Frente Anti Gentrificación Mx rechazó la idea de Sheinbaum de que su campaña era xenófoba, y dijo que la manifestación tenía como objetivo resaltar la difícil situación de quienes han sido desplazados de sus hogares, y exigir medidas al gobierno.

“No estamos en contra de la inmigración porque la gentrificación no es un problema de migración (que es) un derecho humano. Estamos en contra de la violencia como modelo de gobierno”, dijo a CNN la vocera del grupo Yessica Morales.

Morales reconoció que muchas personas se han mudado a México por diversas razones, desde el atractivo de su cultura hasta el costo relativamente accesible de la vivienda. Al mismo tiempo, hizo un llamado a quienes piensan mudarse a considerar cómo su presencia puede afectar a la comunidad local.

La migración no es la única causa de la gentrificación en la Ciudad de México, un fenómeno que ha ocurrido durante décadas, según los expertos.

“En los debates se está confundiendo que la gentrificación es cuando llegan extranjeros. Y eso no es verdad”, dijo la activista y abogada Carla Escoffié, quien señaló que entre las causas están la desigualdad, las deficiencias en las políticas de vivienda y la privatización.

“Ni todos los extranjeros gentrifican, ni solo los que gentrifican son extranjeros, ni se necesita un proceso migratorio importante para que haya gentrificación. La gentrificación se basa en las desigualdades de tal manera que no es lo mismo”, explicó.

Pero la llegada de alquileres a corto plazo como Airbnb, y las políticas de trabajo remoto durante la pandemia, han intensificado el debate sobre la gentrificación en los últimos años.

“Desde 2020 comenzó una nueva fase de gentrificación que se ha intensificado”, dijo Escoffié. “Esta ha sido impulsada por los nómadas digitales y las plataformas de renta temporal como Airbnb”.

Airbnb defendió su presencia en la Ciudad de México, al asegurar que ayudó a generar más de US$ 1.000 millones de dólares en la economía local el año pasado pues, según argumentó, los huéspedes no solo pagan alojamiento, sino que también consumen en otros comercios y servicios de la capital.

En 2022, el Gobierno de la Ciudad de México firmó un acuerdo con Airbnb y la UNESCO para promover la capital como “un centro global para nómadas digitales y turismo creativo”. Sheinbaum, quien era la jefa de Gobierno en ese momento, presentó la iniciativa como una forma de impulsar la economía local.

La propuesta fue especialmente atractiva para los ciudadanos estadounidenses, que pueden permanecer en México sin visa de turista durante menos de seis meses antes de requerir un permiso especial de residencia temporal, según expertos. En 2022, se otorgaron 122.758 permisos de residencia temporal a extranjeros en México, según el Instituto Nacional de Migración, un aumento respecto a los 97.825 de 2019.

Pero para muchos residentes la iniciativa fue una señal más del desplazamiento que ya estaban viviendo.

El enojo por la gentrificación no es exclusivo de Ciudad de México. Los gobiernos locales de destinos turísticos en Europa, como las Islas Canarias en España, Lisboa y Berlín, han anunciado restricciones a los alquileres de corto plazo en la última década.

En Barcelona, uno de los destinos turísticos más populares de España, el alcalde de izquierda Jaume Collboni dijo que para noviembre de 2028, el gobierno eliminará las licencias de los 10.101 apartamentos actualmente aprobados como alquileres a corto plazo.

Los residentes de la capital catalana han documentado cómo alquilar por días es más rentable para los propietarios que alquilar por meses, lo que ha desencadenado desalojos y la transformación de viviendas en alojamientos turísticos temporales.

“Soy parte del sindicato de inquilinos en Barcelona y vemos muchos casos de personas que son echadas por sus arrendadores para utilizar la propiedad para el turismo”, dijo Adrián Trinidad, quien vive en Les Corts, un barrio de la capital catalana, en una entrevista previa con CNN.

En Ciudad de México, Airbnb tiene más de 26.500 anuncios, según la plataforma de alquiler, muchos de los cuales están concentrados en las zonas más afectadas por la gentrificación. Según Inside Airbnb, un proyecto que proporciona datos sobre el impacto de Airbnb en las comunidades residenciales, estos anuncios están concentrados en barrios céntricos como Condesa, Roma, Juárez y Polanco.

En respuesta a las críticas crecientes y las protestas de 2022, el gobierno local introdujo nuevas regulaciones, pero los expertos argumentan que están muy lejos de ser suficientes.

Airbnb, por su parte, sostiene que lo que la ciudad necesita son regulaciones que respalden el alojamiento compartido, no una prohibición. La plataforma destaca que muchas personas en Ciudad de México dependen de ella como una fuente clave de ingresos, ya que el 53% de los anfitriones afirman que les ha permitido quedarse en sus hogares, y el 74% señala que les ha ayudado a cubrir gastos esenciales.

Los activistas dicen que las restricciones a Airbnb y otras medidas han traído algo de alivio, pero muchos se están preparando para cuando México abra sus puertas a los aficionados del fútbol para el próximo Mundial de 2026, lo que Morales teme que pueda resultar en que el estado priorice los negocios sobre los residentes. “Puede parecer incongruente. Dado el estado crítico en el que estamos, ¿quién pensaría en esto?”.

“En México, los costos de la vivienda han subido un 286% desde 2005… mientras que los salarios reales han disminuido un 33%”, dijo Morales, citando datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía y de la Sociedad Hipotecaria Federal.

“Una de nuestras demandas es que (el estado) deje de hacer un negocio con la vivienda y muchos otros derechos”, agregó.

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